Jalisco requiere gobernador de tiempo completo
Cuando Enrique Alfaro Ramírez decidió postularse para alcanzar el cargo público tan delicado y complejo de emprender, como lo es ser Gobernador de Jalisco, debió tener clara conciencia de la grave responsabilidad que ello implicaba no solo en cuanto a la esfera política y del manejo de la administración pública, sino de velar extenuadamente por la seguridad y tranquilidad de la comunidad jalisciense, debió tener muy visible que por decisión propia asumió el compromiso de entregarse plenamente a la tarea en favor del bienestar de los jaliscienses habiendo protestado cumplir con su encomienda al límite de su capacidad y en los términos que mandata La Constitución de La República y la de nuestra entidad federativa; seguramente sabía que su nuevo encargo asumido apenas el pasado 6 de diciembre de 2018 implicaba sacrificio personal y, por más que no se quiera ver así, conlleva también un menoscabo en cuanto al tiempo para la convivencia familiar, de ahí que lo cierto es que no caben pretextos para atender a plenitud el gran compromiso para el que solicitó el voto del electorado jalisciense.
El tema viene a colación ante la notoria ausencia del Gobernador Enrique Alfaro Ramírez, que anunció su polémica ausencia para tomarse días de asueto con sus hijas desde el pasado viernes, mientras literalmente, Jalisco se encontraba en llamas a causa del trágico incendio que devastó mil 900 hectáreas del Bosque de La Primavera, al ser alcanzado por la voracidad de gente sin escrúpulos muy probablemente con intenciones de hacer negocios en los predios devorados por el fuego.
“Los equilibrios son importantes en la vida. Hoy me toca estar con mis hijas. Semana Santa y Pascua son días de mucho trabajo y estaré concentrado en ello, por eso estaré este fin de semana fuera con mi familia. El martes de regreso a seguir la chamba”, fue el mensaje que subió Alfaro Ramírez a sus redes sociales en punto de las 15:00 horas de ese viernes, mientras decenas de brigadistas combatían siete incendios dispersos por todo el estado.
A la par de los diferentes predios, las redes sociales también empezaron a arder debido al enojo que provocó la comunicación del Gobernador, ya que en tanto los ciudadanos compartían impactantes imágenes de la voracidad del fuego, de la contaminación que se estaba generando, de los videos de brigadistas arriesgando su vida en medio de las llamas, y los ciudadanos se organizaban para llevar ayuda a quienes combatían el fuego, ofrecían sus albercas para que los helicópteros en acción dispusieran de agua para atender la parte alta del incendio del Bosque La Primavera, y otros se veían obligados a abandonar sus hogares dejando a merced de la suerte sus patrimonios, la máxima autoridad del Estado, quien protestó proteger a los jaliscienses, se despedía para gozar de un descanso en busca de equilibrio.
Alfaro Ramírez debe entender que no es una persona que pueda ceñirse por parámetros ordinarios en cuanto al use y goce de sus tiempos personales y familiares ni tampoco tiene la capacidad de limitarse a cumplir la responsabilidad con horario establecido o días prefijados.
Más allá de los titulares de los otros poderes que tienen responsabilidades de otra naturaleza, el titular del Poder Ejecutivo tiene a su cargo la seguridad del estado y por ende de la población en general, es el responsable de la buena marcha de la administración y de los servicios públicos que se tienen como responsabilidad plena y suprema la seguridad de la sociedad.
El tema es que, a pesar de que lo anunció, ayer martes no apareció, y como si la sociedad fuera ingenua se anuncia que ya está al frente de Ejecutivo pero que tiene audiencias privadas, como si fuera posible que la agenda de un gobernante fuese privada; por supuesto que hay momentos privados, pero después de una ausencia tan notable, en un regreso tan esperado y de un conflicto tan sólido como el que ocurrió no puede esperar para dar la señal clara que está de regreso y al mando porque mientras no lo haga parecerá que sigue ausente y que quien debe resolver como lo hizo, y lo hizo bien, es el secretario general de Gobierno.
Aquí vale la comparación, el lunes vimos que se generó una conflagración fuerte en un inmueble icónico mundial en Francia y cómo de inmediato hizo presencia en el lugar, suspendiendo cualquier otra actividad, el presidente Emmanuel Macron.
Lo cierto es que el gobernante debe entender claramente que, ante todo y salvo temas de absoluta urgencia o imperativa necesidad, excusables, debe prevalecer la obligación suprema del mandato de la sociedad y cumplir a cabalidad la responsabilidad adquirida al postularse al más alto cargo de servicio público en la entidad.
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