Que se transmita la amistad China-México
El tiempo pasa volando. En mi memoria aún sigue fresco el emocionante momento de mi llegada en agosto de 2013 para fungir como el 14º Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de China ante los Estados Unidos Mexicanos. En una semana terminaré mi misión y me despediré de todos mis viejos y nuevos amigos, algo que no desearía hacer. Con el corazón lleno de agradecimiento, voy a recordar los más de 2 mil días y noches que pasé en México.
En este último sexenio nos enfrentamos a una coyuntura donde la globalización económica y la multipolarización de una nueva reconfiguración mundial generaron un profundo impacto ante la cambiante situación internacional y, a la vez, las relaciones China-México experimentaron un destacado progreso, caracterizado por los beneficios compartidos y el desarrollo común. Al ser embajador he tenido el gran privilegio de participar, promover y ser testigo, junto con la sociedad mexicana, de este histórico proceso de los lazos chino-mexicanos.
En estos últimos seis años se ha profundizado la confianza mutua política. Los dos mandatarios realizaron tres visitas mutuas y siete encuentros, que fueron orientados a mejorar los vínculos binacionales, algo nunca antes visto. Ambas partes mantuvieron frecuentes contactos a nivel gubernamental, parlamentario, entre partidos políticos y militar, y lograron una estrecha coordinación en los mecanismos multilaterales como la ONU, el G20, el APEC y el Foro China-Celac, que han coadyuvado a la salvaguardia de intereses de los países en desarrollo y al enriquecimiento del contenido de las relaciones bilaterales. Al celebrar el 45 aniversario de las relaciones diplomáticas en 2017, el presidente chino Xi Jinping afirmó que los lazos China-México han sido sobresalientes, con destacados resultados, y aseguró que tendrán aun una mejor perspectiva a futuro.
En estos seis años que han transcurrido se ha ampliado la cooperación pragmática. El comercio bilateral ha crecido 25 por ciento y se ha duplicado la inversión china en México, pese a la lenta recuperación de la economía mundial. Huawei, ZTE, Lenovo y Xiaomi son marcas chinas de renombre que son conocidas en México, mientras que Mobike y Didi son los nuevos modelos de movilidad que también se han arraigado en el país. El tequila, el pan Bimbo y la cerveza Corona son productos mexicanos “estrella” en el mercado chino y sus consumidores. Los vuelos directos de China Southern Airlines y Hainan Airlines han establecido un puente aéreo que facilita el viaje entre los dos países. Y el “puente digital” que creó Alibaba está impulsando que miles de pymes mexicanas se integren a la globalización.
También en estos últimos seis años se ha consolidado la amistad entre ambas naciones. Se organizaron con éxito el Año de Intercambios Culturales China-América Latina y el Año de la Cultura China en México. Las más de 200 actividades culturales anuales y el “Día de la Cultura China” constituyen una ventana para que el pueblo mexicano conozca la cultura de mi país. Por otro lado, no deja de aumentar el fervor por China en México, donde más de 30 mil alumnos se inscriben en los cinco Institutos Confucio y al Aula Confucio. El número de estas instituciones y el alumnado posicionan a México en los primeros lugares en América Latina. La película Coco fue un gran escaparate de México en China, y gracias a ella, cada día más turistas chinos visitan este país. La constante promoción y fomento de las bases de opinión pública sirve como una firme garantía para la expansión de la cooperación bilateral.
En vísperas de abandonar México, puedo decir que las relaciones chino-mexicanas son prósperas y vibrantes, por lo cual estoy muy agradecido y tengo más expectativas por su futuro. Este año se cumple el 70 aniversario de la fundación de la Nueva China, y es un año clave para culminar la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada en cumplimiento del primer objetivo centenario de lucha. China está caminando, a pasos agigantados y con la cabeza en alto, hacia el sendero de la gran revitalización de la nación. Entretanto, el presidente Andrés Manuel López Obrador está conduciendo al pueblo mexicano a llevar a cabo la “cuarta transformación”, iniciando una nueva expedición al explorar el camino de desarrollo que corresponda a sus propias condiciones nacionales. China y México comparten muchos aspectos en común y una gran convergencia de intereses. Se necesitan mutuamente y se complementan en muchas vertientes. Estoy convencido de que con los esfuerzos de ambos gobiernos y pueblos, las relaciones bilaterales tendrán un mayor progreso, y se convertirán en un paradigma para los países en desarrollo que trabajen juntos y avancen mancomunados.
Durante mi estancia en México he pisado la tierra de todas las 32 entidades federativas. El sol brillante, la ancestral y espléndida cultura, la rica gastronomía y, por supuesto, su gente hospitalaria y amistosa serán los recuerdos más lindos e imborrables en mi vida. “Tras un largo viaje, regreso todavía con el corazón joven”. En donde quiera que me encuentre haré mis mejores votos por un porvenir más brillante para México. Deseo, además, que se transmita de generación en generación la amistad China-México.
¡Hasta luego, México!
* Embajador de China en México