La era de los petlovers
Cuando el sol de primavera golpeó a Nueva York hace unas semanas, llevé a mi perro al parque local. Muchos más tuvieron la misma idea. No es de extrañar, pues aunque Manhattan es una selva de concreto, tiene una vasta población canina.
Durante los paseos se observa que, al parecer, la mitad de la población de la Gran Manzana tiene perros, y el número de canes va en aumento.
Un análisis más científico de la tendencia, no solo en Manhattan sino en todo Estados Unidos (EU), se puede deducir de Dogs Have Masters, Cats Have Staff (Los perros tienen amos, los gatos tienen personal), una investigación sorprendente sobre las mascotas estadounidenses que realizó Colleen Kirk, profesora de mercadotecnia del Instituto de Tecnología de Nueva York.
Kirk confirma que mis impresiones anecdóticas no son del todo descabelladas: al parecer, 68% de los hogares en EU tiene una mascota, en comparación con 56%, cuando la National Pet Owners Association (NPOA o Asociación Nacional de Propietarios de Mascotas) comenzó a realizar esta encuesta en 1988. Además, la sorprendente cifra de 48% de todos los hogares de EU tiene un perro, mientras que una tercera parte tiene un gato.
Algo aún más interesante es la diferencia en las actitudes que hay hacia los perros y gatos.
El estudio de la NPOA sugiere que los estadounidenses gastan alrededor de 75,000 millones de dólares (mdd) en sus mascotas cada año, en comparación con 46,000 mdd de hace una década y casi el triple del nivel de hace dos décadas. Sin embargo, son más generosos con los perros que con los gatos, con un gasto promedio de casi 3,000 dólares al año con los canes y 2,300 dólares con los felinos.
Esto indica que los dueños de mascotas valoran más a los perros que a los gatos. Al escribir en la revista Marketwatch, Kirk dice que cuando hizo su propia encuesta a los dueños, encontró que “los amos de perros dicen que pagarían 10,689 dólares en promedio para salvar la vida de sus mascotas”, mientras que los dueños de los gatos ofrecen menos de la mitad de eso.
¿Por qué? Kirk sospecha que el tema clave es la psicología y la cultura. “Es muy conocido que los perros son más obedientes que los gatos”, dice. “Cuando los dueños se sienten en control de sus mascotas, se desarrollan fuertes sentimientos de propiedad psicológica y apego emocional”. Para respaldar esto, le preguntó a los dueños cuánto gastarían para salvar la vida de su mascota, si alguien más la hubiera criado al principio. Luego les preguntó cómo se sentirían si sus perros comenzaran a comportarse como gatos, y viceversa.
Las respuestas sugerían que los dueños de los caninos solo les atribuían un valor significativo si ellos los criaron como sus mascotas, y el valor percibido de los perros se desplomó cuando sus dueños los imaginaban comportándose como gatos, por ejemplo, de una manera muy independiente y autosuficiente.
A la inversa, los gatos se volvieron más valiosos si se percibía que tenían una conducta similar a la de un perro, como acudir cuando sus dueños los llamaban. “Los dueños de mascotas quieren ser amos, no sirvientes”, escribe Kirk. “No importa lo lindos y adorables que sean tus gatitos, no pueden competir con los canes cuando se trata de darles a los dueños de mascotas la sensación de dominio que buscan”.
Sospecho que muchos amantes de los gatos debatirían esto. Algunos dueños de perros también. Mi familia no necesariamente adora a nuestro golden retriever de cuatro años porque estamos en control, sino porque ella trae alegría a la familia, junto con una especie de terapia táctil que nos ofrece a cada uno.
Esto no tiene precio en una época estresante, saturada de smartphones, especialmente para las adolescentes. Y parece que otros dueños sienten lo mismo. La encuesta de NPOA sugiere que los principales beneficios que se perciben de tener un perro son “compañía y amor”, “relajación y alivio del estrés” y que son “buenos para la salud”. Los rangos de seguridad son bastante bajos.
Esto es un reflejo de los resultados de la General Social Survey (Encuesta Social General) de 2018, un sondeo de Chicago. El informe señala que los dueños de perros tienen mucho mejores lazos familiares, de salud y de bienestar que los amos de gatos. También son más alegres: cerca de 36% dice que son muy felices, en comparación con 18% de los dueños de los mininos.
Parece que vivimos una revolución tecnológica acelerada y que aisla. Pero incluso en medio de esta innovación cibernética, parece que muchos consumidores aún anhelan la conectividad física y el compromiso con una criatura viva, y están dispuestos a lidiar con el desorden del mundo real (sí, esa popó de perro).
Además, a pesar de todas las maravillas de la tecnología, nadie ha creado una mascota robot que realmente despegue. En cambio, la tendencia en la cultura de consumo occidental es tratar a los caninos más como personas que como robots; de ahí la creciente tendencia a antropomorfizarlos y llevarlos a la oficina o en aviones, o comprar comida cuya marca parece de cocina para seres humanos.
Creo que la próxima vez que veas a todos esos perros en el parque, serán el máximo recordatorio de que hay más en la vida que un smartphone.