La Guardia, los muertos y un plagiario
Pobre Gamés: no da crédito y cobranza. La Guardia Nacional recibió su primera misión: reponer el orden en Minatitlán. A bordo de camionetas todo terreno los militares entraron a ese territorio para contener al crimen organizado. Mientras esta avanzada ocurría en Veracruz, en tres distintas regiones del país estallaba la violencia. En la colonia El Carmen de Guadalajara yacían seis hombres en la calle, asesinados a tiros. En Chihuahua, cinco personas fueron ejecutadas en una casa de la colonia Vistas del Norte, según informó su periódico MILENIO. En Oaxaca, cuatro personas murieron en el poniente de la ciudad. La Guardia Nacional, supone Gil, llegará a estos lugares. Ahora mal sin bien: si Pitágoras no se equivoca, la inseguridad no decrece, más bien aumenta. ¿Estamos?
Alejandro Hope escribió hace ya meses esto de la Guardia Nacional: “El dictamen tiene una contradicción interna grave. En el artículo quinto transitorio se señala que durante cinco años el Presidente de la República podrá hacer uso de las fuerzas armadas para funciones de seguridad pública”.
Total: la Guardia Nacional enfrenta ya su primera misión contra el asedio de las momias infames de Minatitlán. ¿Cómo se enfrentará la Guardia al crimen organizado? A balazos, no tiene remedio. Conclusión silvestre de Gilga: más muertos, no menos. Imposible que se reduzcan los muertos con la actividad de la Guardia Nacional, antes al contrario, aumentarán de una forma alarmante. Conste que se los dice Gil, luego no vengan con que el análisis de El Fisgón era correcto, pero que Helguera estorbó un poco y Hernández se distrajo.
Rincón
Los activistas y empleados de Morena, que así se llaman los que cobran en una empresa, no desperdician ni un rincón. En mayo se estrenará en el Canal 22 un programa llamado El Chamuco. En él aparecerán El Fisgón, Helguera, Hernández. Estos caricaturistas de La Jornada demostrarán sus artes oratorias, mju, en ese canal del gobierno. Oiga usted, Fis, ¿cómo le hace para hacer tantas cosas y cobrar en tantos lugares?: usted trabaja en La Jornada, donde es de suponer que tiene un salario, además dirige el colegio de cuadros de Morena y, por si fuera poco, ahora tendrá su buen programa de televisión, donde cobrará su dinerito. Ahora mal sin bien: cada quien puede trabajar en donde le dé su regalada gana, pero si en dos de esos lugares cobra usted dinero público, debería al menos ruborizarse. Comuníqueme con Monsiváis, ¿Carlos? ¿Ya viste donde trabaja y cobra El Fis? Nomás para que sepas, sigue tu descanso eterno, Carlos, aquí todo va bien.
Fabrizio
Se alborotó el cotarro. Guillermo Sheridan exhibió en el sitio de Letras Libres, con múltiples rebotes a las redes, una muestra de los plagios de Fabrizio Mejía Madrid. Gil quedó paralizado. Un grito estremecedor hizo añicos el silencio del amplísimo estudio: ¡Ay, mis hijos, ladronzuelos de artículos ajenos! Sheridan ha hecho una exposición amplia, incontestable (gran palabra), de la forma en que Mejía Madrid se embuchacó un texto completo de Edward Said, el gran ensayista palestino, sobre los intelectuales.
Gil pensaba que después de los escandalosos casos de plagio de Sealtiel Alatriste, no conoceríamos un nuevo ejemplo mexicano en muchos años. El escritor peruano Bryce Echenique también se despachó, por cierto, con el cucharón del pozole de lo ajeno y hasta el Premio de la FIL se le tuvo que mandar a su casa.
¡Y mole! Llega Fabrizio y se fusila un ensayo completo de Said. Sopla y resopla. El artículo de Fabrizio que se robó es un escándalo, un estallido, juegos pirotécnicos del 16 de septiembre. ¿Se publicó en Proceso el texto de Edward Said firmado por Fabrizio? Pero Fab, ¿a quién se le ocurre? ¿Y qué le van a decir a Fabrizio en Proceso, en el programa de Aristegui, en Morena, lugares en los cuales trabaja, en el Fondo de Cultura Económica, donde publica? ¿Nada? Gil recuerda a Aristegui destrozando, no sin razón, a Sealtiel por sus plagios y sus premios mal habidos. Mañana Gamés sintonizará el programa de marras, tal vez allí haya una noticia. En fon, hagan sus apuestas: ¿Fabrizio dirá algo, o simplemente dejará pasar el trágico momento? Una respuesta: los conservadores me persiguen, los neoliberales quieren mi cabeza. Oh.
Todo es muy raro, caracho, como diría Einstein: Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez. Y del universo no estoy seguro.
Gil s’en va
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