La disputa entre Estados Unidos y China puede tener para México muchas consecuencias en el corto plazo, unas pueden ser buenas y otras no tanto. Empecemos por las malas: si la guerra comercial se lleva a sus últimas consecuencias, es decir, si EU le pone 25% a las importaciones de productos chinos, esto significará que los consumidores norteamericanos tendrían que pagar un sobre precio de cerca de 150 mil millones de dólares, ya que el total de mercancías chinas que entran a EU tiene un valor superior a 600 mil millones de dólares; lo anterior significa que el consumidor norteamericano eventualmente reducirá su ingreso disponible y esto podría provocar que en un año completo después de entrar en vigor dichos aranceles la economía norteamericana perdiera 1% del PIB en su crecimiento. Para México una desaceleración importante de nuestro vecino del norte sería muy mala noticia porque podría impactar directamente a nuestra exportación de manufacturas. Por el lado positivo, si realmente la guerra explota, seguramente la Reserva Federal bajará la tasa de interés de referencia para tratar de disminuir el impacto negativo en el crecimiento que antes hemos comentado y esto sería una buena noticia para nosotros, debido a que si la Fed baja tasas de interés, seguramente Banco de México podrá hacer lo mismo.
Estos efectos serían de corto plazo; aunque en el mediano y el largo plazos la controversia comercial entre los dos gigantes lógicamente representa una oportunidad para los industriales mexicanos. Muchos productos que hoy no podemos vender fuera es por razón de que los equivalentes chinos son mucho más baratos, pero si éstos se incrementan de la noche a la mañana en un 25%, eso nos da la oportunidad de penetrar en mercados en los cuales no hemos podido ser competitivos; se me ocurren dos ejemplos, que la venta de zapatos hacia EU podría crecer enormemente, ya que contamos con una estructura industrial capaz de dar respuesta a la demanda nueva que surgiera, y lo mismo sucede con la industria textil donde México tiene una estructura importante y simplemente no podemos vender afuera por un tema de precio.
Los estadunidenses se equivocaron hace 20 años cuando fueron a poner la producción de muchos componentes de alta tecnología a China, simplemente porque los salarios de estos eran muy bajos y no se dieron cuenta de que con el paso del tiempo los chinos les copiaron su tecnología y se convirtieron en sus principales competidores; en ese momento (hace 20 años), esto lo podían haber hecho en México y aquí no hubieran corrido el riesgo, porque nuestro país siempre ha sido mucho más respetuoso en el tema de la propiedad intelectual, a diferencia de los chinos. Hoy quizá ya es tarde para que ese tipo de inversiones vengan a nuestro país; sin embargo hay una lección que aprender, donde es más importante muchas veces la lealtad con el socio que el costo.