Castigo divino
Pocas declaraciones tan desafortunadas de boca de un político como la realizada ayer por el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa (Morena), al mezclar la muerte de la gobernadora de ese mismo estado, con un presunto castigo divino.
La frase de marras no alude nunca directamente a la gobernador Martha Érika Alonso, y a su también difunto esposo, el senador y exgobernador Rafael Moreno Valle, muertos en un accidente de helicóptero en diciembre de 2018 mientras ambos estaban en funciones, pero sería imposible pensar que lo dicho por el actual gobernador poblano no era para esa pareja.
Miguel Barbosa hablaba en un acto público en Huejotzingo, Puebla, y en su discurso habló de las incidencias de la elección en la que perdió la elección de julio de 2018. “Así fue como ganamos en muchas partes del estado, todos los que ganamos el primero de julio de 2018, porque yo gané, me la robaron, pero los castigó Dios”.
No me pondré teológico, ni cosas parecidas, pero resulta inconcebible que un mandatario, un político con la experiencia de Barbosa, pudiera decir algo semejante. Por supuesto que no hay castigo divino en el suceso que causó la muerte de la gobernador, su esposa, y otras tres personas. Pensar en eso nos regresaría a la Edad Media, por lo menos. Pero el simple pensamiento de que la ahora fallecida exgobernadora hubiera muerto a consecuencia de un karma o castigo divino, demuestra el odio que el actual mandatario tenía contra su antecesora. Y demostrar esos sentimientos en público lo envilece.
Hablar así justo cuando se mantiene una investigación sobre un suceso no aclarado descarrila cualquier intento de hacer una indagatoria seria y responsable. Y lo hace porque esa imprudencia, o barbaridad, mancha de entrada lo que se tendrá que informar en algún momento sobre el caso. Ahora cuando alguien salga a dar una explicación sobre la caída del helicóptero, todos recordarán la frase del castigo divino. Cada vez que surja un dato nuevo sobre el accidente (si es que lo fue), todos mirarán a Barbosa porque queda claro que el suceso simplemente no le importa ni tantito. Es más, hasta parece que le dio gusto. Flaco favor le hace Miguel Barbosa a la justicia.
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