El regreso de ‘La casa de las flores’
Seguramente usted, como yo, lo tiene en las notificaciones de su celular, pero nunca está de más que se lo recuerde: mañana se estrena la temporada dos de la serie La casa de las flores en Netflix.
¿Y? ¿Qué tiene esto de importante? Mucho. No se asuste, no se la voy a platicar. Lo que quiero es sensibilizarlo sobre la importancia de este lanzamiento.
La casa de las flores es un melodrama seriado del genial Manolo Caro que causó sensación cuando entró al mercado por la presencia de Verónica Castro y por abordar, con humor, temas que hasta el día de hoy son tabú en la televisión abierta privada nacional.
¿Como cuáles? Como el cambio de sexo y el consumo de drogas.
¿Quiere que le diga cuál fue la parte más divertida de la temporada uno de La casa de las flores? Ver a la gente debatiendo sobre si esta historia era una serie o una telenovela en lugar de verla discutiendo estos asuntos.
Esto confirma el inmenso poder de este concepto. Fue ser testigo de un monumental mecanismo de defensa. Fue querer tapar con doble moral mediática un magnífico ejercicio crítico sobre la doble moral de nuestra sociedad. ¡Fue delicioso! Un éxito tan rotundo que remató, como usted sabe, con la salida de Verónica Castro.
Yo amo a Verónica y la señora está en su derecho de hacer con su carrera lo que quiera pero, con todo respeto, creo que la asesoraron mal. Ella, al irse, no le quitó nada a La casa de las flores. Al contrario, la potencializó. ¡Le dio la razón a su discurso!
Dios quiera que pronto volvamos a ver a la gran Verónica Castro en otro producto dramatizado. Hoy, por lo pronto, hay que voltear a ver la temporada dos de esta joya de la televisión nacional.
¿Cuál es la nota de los nuevos capítulos? ¿Qué es lo que podemos destacar más allá de las locaciones internacionales y de la llegada de nuevos personajes? Hábitos y costumbres. Así de simple. Así de complejo. Cuando tuve el privilegio de ver este material por adelantado dije: Netflix lo acaba de conseguir. Es la nueva Televisa, el nuevo Canal de las Estrellas, el nuevo eje de nuestro imaginario colectivo.
Sí, yo sé que su poder es limitado, pero su poder es una inversión exactamente como lo fue la televisión en sus inicios.
¿O qué, acaso a usted ya se le olvidó que cuando comenzó esta historia había menos de 50 televisores en todo México y que, por lo mismo, aquella experiencia era solo para los más ricos?
¿Y qué pasó con el paso del tiempo? Exactamente lo que va a pasar con sistemas como Netflix dentro de muy poco tiempo: la televisión se popularizó y se convirtió en “El Medio” (así, con mayúsculas). De mí se acordará.
¿Qué tiene que ver esto con La casa de las flores 2? Que cuando uno la mira no está ahí para enterarse de algo en especial. Está ahí por tradición, como cuando estábamos frente a la tele sin importar lo que nos pudieran.
Netflix consiguió el milagro de trasladar, a su plataforma, los hábitos y costumbres que antes teníamos con el televisor. Esto es enorme, histórico y más en este momento en que el gigante Disney pondrá a temblar a la humanidad entera. ¡Felicidades!
Y todos a gozar a partir de mañana con La casa de las flores 2. Le va a gustar. De veras que sí.
alvaro.cueva@milenio.com