Once ciclos
A los once años el futuro profesional de un infante oscila entre ser médico, astronauta, superhéroe o científico; en algunos casos este llega a ver su sueño hecho realidad, en otros el abanico de posibilidades se abre abarcando las ciencias sociales, administrativas, humanistas, el comercio, entre muchas otras. En el décimo primer aniversario de vida, este humilde servidor se maravillaba con la genética, los experimentos químicos y los videojuegos, años más tarde únicamente conservaría el pasatiempo de las consolas. Hablar del qué comer y dónde era un tópico poco entretenido, seguramente por su cotidianidad, sin mencionar que la cocina, como espacio de desarrollo, estaba fuertemente ligado a la feminidad.
Este espacio celebra su onceavo año y, como tal, aún aspira a poder surcar los aires con su capa culinaria, veremos si ese sueño se hace realidad. Sin embargo, ni durante la infancia ni hace doce años se pensó llegar hasta el día de hoy. Tampoco se llegó a sospechar los cambios que han acontecido durante este año de vida. Y nos referimos a las transformaciones alimentarias, culinarias y gastronómicas que semana tras semana traemos a colación. Retomando aquella asociación cocina-femenina en México; el que un mundo masculino, como lo es el restaurante, tenga dos personalidades femeninas con galardones internacionales, como es el caso de Daniela Soto-Innes y Karina López, la primera reconocida como La mejor cocinera del mundo 2019 y la segunda premiada con una Estrella Michelin, nos dice que los tiempos han cambiado, y para bien.
De igual forma, poco se habló de las trasformaciones en la Canasta Básica que, a pesar de aún no mostrar un impacto en la alimentación popular, resulta interesante por la incorporación del amaranto y la chía. Misma situación se expuso en el caso del etiquetado, un tema que seguiremos ampliamente al inicio del próximo año, pues, como se ha recalcado, es necesario que vaya de la mano con difusión y un programa de lectura de etiquetas, destinado a todos los estratos sociales. Esto para evitar lo sucedido con el agua mineral Peñafiel, relacionada con altos niveles de arsénico, los cuales estaban fundamentados bajo las normas estadounidenses.
Finalmente, y como parte del estandarte identitario, el seguimiento de la propuesta a la primera Ley de protección del maíz nativo, esfuerzo que busca garantizar la preservación de la biodiversidad de dicha semilla, considerando que cada región posee su propio maíz, el cual corresponde a la domesticación, desarrollo y aclimatación de esta semilla y que, a lo largo de los años, ha conglomerado a los muchos Méxicos que integran esta nación. Pareciera poco, y seguramente dejamos de lado otros temas igual de importantes; sin embargo, ni once años nos dan el espacio para seguir hablando de comida.