El Espanyol cerró el sábado la primera vuelta de LaLiga con un insuficiente punto ante un rival directo en un mal partido, una ‘final’ que debía ganar. Volvió a pinchar, el colofón lógico para atar
una primera vuelta del equipo de Manolo González para olvidar, un primer tramo de Liga que alimenta los miedos de una hinchada perica que empieza a temer que muchas cosas deben cambiar para que no se acabe consumando la tragedia, un nuevo descenso, el tercero en 5 años.
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