La afición del Manchester United no se explicaba cómo su equipo, capaz de arrancar un 2-2 en Anfield ante el líder Liverpool y eliminar al Arsenal de la FA Cup por penaltis en el Emirates, estaba a punto de consumar ante el colista Southampton un nuevo desastre en su mítico estadio, la que iba a ser su cuarta derrota seguida como local en la Premier League.
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