LeBron James asusta. Tanto como para dejar boquiabierto a su hijo
Bronny después de contemplar lo que ha sido su padre en la pista y también fuera de ella con el meticuloso cuidado de su cuerpo para seguir cometiendo estas barbaridades a los
40 años. Tanto como para hasta ahuyentar a futuros compañeros de equipo con el cierre del mercado a la vuelta de la esquina en la fácil victoria de los Lakers contra los débiles
Washington Wizards anoche (111-88).
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