F
lorentino Pérez sí estuvo en la final de la Supercopa. La masculina. En Arabia Saudita y tras la manita del
Barça, supo perder. Estuvo conformado y educado. Amigable con
Laporta y cariñoso con alguno de los cracks del Barça. También ahí, sobre el podio, le espetó a
Modric una de las frases del año: “Alguna vez tenemos que perder una final, ¿no?”. Acostumbrado a ganar todas las finales de Champions que el
Real Madrid ha disputado bajo su presidencia, 7 de 7, sucumbir en una final de
Supercopa de España, aunque sea contra el Barça, aunque sea con una manita en contra, forma parte de los designios aceptables del deporte. Sin embargo,
Florentino no estuvo presente en la final de la Supercopa femenina en Leganés. Quizá porqué una cosa es perder una final de vez en cuando y, la otra, es perder los 18 partidos que su equipo femenino, comprado a golpe de talonario, se topa cada vez contra la excelencia culé. Y así como en Arabia podía pasar cualquier cosa, en
Butarque ya se olía que las de Toril volverían al redil de la derrota. Y la forma de minimizar la manita era no asistir y no tener que quedarte en el palco con cara de nuevo rico con un coche nuevo pero mucho menos valioso que el del vecino. La ausencia del presidente del
Madrid fue una falta de respeto a la competición pero, especialmente, hacia sus jugadoras que nunca habían visto un título tan cerca. Era una final y ya no se puede despreciar así al deporte femenino. Al final, su espantada no hace más que ratificar el vergonzante episodio de la ausencia de la expedición blanca en la Gala parisina del Balón de Oro. Si no gana
Vinicius, no vamos. Si no ganan las nuestras, me quedo en casa. Tremendo mensaje.
Seguir leyendo...