Como club, más allá de errores evidentes en distintos puntos como la transparencia o la planificación en ciertas posiciones, entre otras, la Real Sociedad está bien, mucho mejor que en la mayoría de puntos de su historia, pese a y más allá de esta complicado curso. Vaya por delante para matizar el titular de esta columna. Un servidor se refiere única y exclusivamente a lo estrictamente deportivo de esta temporada, basándose en expectativas, sensaciones y resultados, pasados casi seis meses de curso. La Real volvió a perder en Liga, esta vez en El Sadar (que era territorio conquistado por
Imanol hasta ahora) y ya van tres seguidas para ubicarse en la media tabla por detrás de muchos aspirantes a quitarle la tarjeta VIP de visitante europeo anual. No carbura el equipo, que es tremendamente irregular pero, sobre todo, terriblemente poco agresivo y generador en ataque y extremadamente blando en la defensa del área. Muchos ‘mente’, casi tantos como goles lleva el equipo en Liga. En Iruña todo indicaba que el casillero txuri urdin iba a quedarse a cero tras otro partido en el que cuesta un horror acercarse a portería y disparar con certezas, pero llegó el 2-1, obra de
Óskarsson, a placer, a pase de
Becker. Misma combinación que hace tres días ante el PAOK. El de Surinam sigue demostrando que, pese a sus limitaciones en otras facetas, es un jugador capaz de generar ocasiones por sí solo y es el mejor centrador de la plantilla de largo. A las pruebas me remito. Necesita rematadores y
Óskarsson, en racha con tres tantos en 98 minutos y el mejor ratio goleador de la plantilla con diferencia, parece ser lo más parecido a uno que hay. Quizá sea el momento de aprovechar lo poco que va bien y exprimirlo al máximo para ganar tiempo y puntos. Y el otro extremo puede ser
Oyarzabal, que siempre ha rematado mejor cargando el área sin ser la referencia, o no. Europa no espera y la Real ya va rezagada.
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