Si pasas mucho tiempo al volante, ya sabes que no es solo conducir: es que después de unas cuantas horas, tu cuerpo empieza a quejarse. Primero notas que te molesta un poco la parte baja de la espalda, luego se te carga el cuello, y cuando te quieres dar cuenta, parece que te has peleado con el asiento. Y claro, cuando llegas a casa después de un viaje largo, te bajas del coche como si tuvieras veinte años más.
Seguir leyendo...