Sí al diálogo, al consenso, al respeto y a la paz democrática en Costa Rica
La situación vivida el lunes 30 de setiembre en la Universidad de Costa Rica, causada por una amenaza de bomba, es un eslabón más en la ya larga cadena de hechos y ataques que nuestro país viene presenciando y sufriendo desde hace algunos años.
Estos ataques a la institucionalidad, construida con esfuerzo a lo largo de muchas décadas, se han agudizado paulatinamente. Lo que empezó como una salva de descalificaciones y burlas ahora ha dado paso a amenazas de agresión contra figuras e instituciones públicas.
Hace poco, el blanco fue el Ministerio Público; ahora le ha tocado el turno a la Universidad de Costa Rica (UCR). En este aciago momento, la comunidad universitaria y el país expresan su más firme repudio hacia esta escalada.
Nuestra convicción, cimentada en principios humanísticos, morales, democráticos y académicos, nos obliga a rechazar este y cualquier otro acto de violencia que atente contra la humanidad y la alma mater. Ninguna situación, por más compleja que sea, justifica atentar contra vidas humanas o sugerir el derrame de sangre de nuestros semejantes, mucho menos incitar a la violencia psicológica y emocional en magnitudes también deplorables.
Lamentablemente, no sorprende lo sucedido, pues, como dice la sabiduría popular, “la violencia genera violencia”. Nos hemos percatado de que ha faltado prudencia, incluso en cuadros políticos nacionales de alta investidura.
Por tanto, este acontecimiento lleva a exigir un cambio de rumbo en toda la gestión pública, en especial de aquellos líderes que ocupan los más altos cargos del poder político y que gozan de amplia proyección pública, de manera que, atendiendo la mayor responsabilidad que les asiste, promuevan las mejoras democráticas requeridas en un sano ambiente de diálogo, consenso y respeto para garantizar la paz indispensable en procura de una mejor Costa Rica.
Estos rasgos coinciden con los principios que han guiado la marcha histórica de la Universidad de Costa Rica y que serán defendidos incansablemente por cada miembro de la comunidad universitaria.
La UCR está muy unida y enfrentará cualquier situación de este tipo con las herramientas que le son consustanciales: el conocimiento, la razón y sus múltiples vínculos con la comunidad nacional, por cuyo bienestar, mayor justicia y equidad seguirá trabajando cada vez con más ahínco.
El autor es rector electo de la Universidad Costa Rica.