Добавить новость
ru24.net
La Nacion Costa Rica
Февраль
2025
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22
23
24
25
26
27
28

Discursos políticos demenciales

0

Es evidente que nuestra época está marcada por lo que puede entenderse como un culto a la presentación constante de dirigentes, con personalidades realzadas por su desfachatez y locuras.

La caracterización de este tipo de políticos como hombres y mujeres con la valentía de enunciar “verdades”, además de ser éticamente repugnante, también está equivocada. Son incitadores de odio, abanderados del resentimiento y la búsqueda de la venganza, que se extasían con la desvergüenza de sus discursos y sus humillaciones.

En términos psicológicos, cuando la locura habla a través de la voz del loco, produce el desplazamiento de sus palabras en actos, hasta que llega el momento en que la palabra se transforma en pura acción y demanda un pasaje al más allá, al sin límite. Este tipo de gobernantes aparecen sin ley; por lo tanto, hacer imperar la actuación ilegal y envalentonan. Incitan a desquitarse de injurias recibidas. No usan las palabras, abusan de y con ellas.

El psiquiatra David Cooper llama discurso demente a aquel que desmantela el razonamiento sistemático y que alterna entre el rigor de expresión con momentos significativos de su ridiculización. El discurso demente da vueltas y vueltas, llega a regiones en donde encuentra la nada. En este sentido, cuando el loco habla nos revela su mundo interno, sin llegar a conocer lo que dice de sí mismo en su discurso.

Lejos del prejuicio, para el semiólogo Yuri Lotman, el loco es una figura de la cultura popular que “se funda en una base psicológica común: la creación de circunstancias en las cuales el (supuesto) enemigo pierde la orientación”. Dicho con otras palabras, su efectividad estriba en sacar al adversario de la situación habitual para él o ella.

Estos políticos, más imprevisibles que los tradicionales, por mediación de su descaro e incorrección política, logran representar a cada vez más reaccionarios, a través de la construcción de una imagen que se sale de todo lo conocido en el panorama político institucional.

Asimismo, retomando a Lotman, viene a cuento mencionar que suelen declarar su semejanza con ciertos animales, en el tanto, el volverse semejante a un animal es pensado como liberación de todas las prohibiciones.

Sobre lo anterior, la distinción entre animales y seres hablantes haría especular que estas figuras utilizan las palabras como invocaciones para atraer la violencia, quedando subordinadas a una lógica de destrucción y encadenándose a la compulsión de repetición que desemboca en lo siniestro. Las palabras las conciben como cosas, tal como sucede, según Freud, en la esquizofrenia, en la que se cosifican las palabras, tomándolas invariablemente “al pie de la letra”.

Son personas que han perdido las conexiones más básicas con la empatía que dicen defender: su figura tiende a volverse la de un transgresor puramente estético, un humorista de stand-up comedy. Cabe entonces pensar que de un sujeto disminuido por la locura se desprenderá un sistema de pensamiento también disminuido, y esto, es lo que constituye el principal rasgo de las elaboraciones teóricas que surgen siempre de un sistema político dirigido por dementes: que carece de sólido timón.

El discurso de un amo tiránico con aires mesiánicos puede abrir mundos delirantes. Un claro ejemplo es la fabricación de un chivo expiatorio como un fenómeno repetido a lo largo de la historia, pues representa una forma imaginaria de conjurar el peligro y redireccionar el miedo ante un peligro real o potencial. Es construir una causa fácil que satisfaga el apetito de las masas de “hacer algo” contra el mal que se vive o se avecina, aunque no ataquen las causas que lo originan.

Es un fenómeno cultural que surge en contextos de incertidumbre, y en cuya emergencia suelen coincidir ingredientes de verosimilitud con lo inverosímil; los hechos reales y objetivos con acontecimientos imaginados y que, actualmente y en términos políticos, toma la forma de un discurso de hartazgo hacia las instituciones de gobierno tradicionales y antagonista de una “casta” como culpable de todos los males.

Durante largo tiempo, las Ciencias Sociales han buscado esclarecer por qué la gente está dispuesta a dar crédito a las explicaciones más inverosímiles, a fabricar enemigos de la noche a la mañana, a apoyar con fervor una causa o a un líder enajenado y a emprender acciones basadas en el odio y en el miedo a “el otro”. La historia nos ha demostrado que la búsqueda de un chivo expiatorio nos clava a todos en la misma cruz.

Sabemos que un discurso es transformado en verdadero en tanto es sostenido por un sector cargado de poder como para validarlo. Para el historiador Mark Lilla, “la Europa continental alumbró dos grandes sistemas dictatoriales durante el siglo XX: el comunismo y el fascismo; del mismo modo, también creó un nuevo tipo social para el que necesitamos un nuevo nombre: el del intelectual filo tiránico.

Distinguidos profesores, talentosos poetas y periodistas influyentes unieron sus capacidades para convencer a todo el mundo de que los regímenes dictatoriales modernos eran liberadores y de que sus crímenes y excesos, observados desde la óptica apropiada, eran nobles”. En la actualidad, a la lista de intelectuales mencionada por Lilla me permito agregar a estudiosos economistas y sólidos empresarios.

Aquellos a quienes los discursos políticos demenciales nos generan miedo, inquietud, repulsión, incertidumbre y angustia, se nos exige la movilización de la palabra y la puesta en acto de nuestro posicionamiento ético como sujetos ante la represión, la paranoia y el odio al otro.

Lo anterior puede realizarse a través de la defensa de uno de los puntos fuertes de la democracia moderna que es la división de poderes, tal y como lo estableció Montesquieu, así como la responsabilidad de acudir a las urnas y desmantelar la tibieza del abstencionismo que tan elevado precio nos está haciendo pagar, protegiendo, además, las conquistas que nos han tomado siglos construir.

No vaya a ser que nos pase como al burro en la fábula de Esopo Los animales y la peste, que, por ingenuidad, un depredador, como por ejemplo un jaguar, nos sacrifique como los únicos culpables de la peste del autoritarismo.

cgolcher@gmail.com

Carolina Gölcher es psicóloga y psicoanalista.




Moscow.media
Частные объявления сегодня





Rss.plus




Спорт в России и мире

Новости спорта


Новости тенниса
ATP

Рио (ATP). 1/4 финала. Зверев сыграет с Комесаньей, Серундоло – с Мюллером






Собянин: Благодаря реновации современное жилье получат около 1 миллиона москвичей

Компании Москвы наращивают производство и разрабатывают новые модели систем бесперебойного питания

Центры информирования помогают участникам программы реновации с переездом и документами

Учения по огневой подготовке бойцов спецназа Росгвардии прошли в Подмосковье