Sánchez: “Es mejor que Podemos esté en el Gobierno” para que no incendie la calle
El presidente ha trasladado a interlocutores políticos y empresariales que los 'morados' no son solo necesarios para aprobar los Presupuestos, sino también para frenar un invierno 'caliente' por la situación económica
"Es mejor que Podemos esté dentro del Gobierno”. Ese es el mensaje que durante las últimas semanas está trasladando Pedro Sánchez a empresarios, interlocutores de la oposición e incluso dirigentes del PSOE, preocupados todos por la situación política y económica de España y por la actitud de un Podemos decidido a desgastar a la monarquía, según ha sabido Vozpópuli.
Sánchez no solo considera a Pablo Iglesias imprescindible por pura aritmética parlamentaria -sin el voto de los diputados morados los Presupuestos 2021 no saldrían adelante y la legislatura estaría prácticamente finiquitada-; también teme que, en caso de una ruptura abrupta de la coalición, Podemos se sume al verdadero incendio que se va a producir en la calle a partir de enero, cuando multitud de empresas vayan a la quiebra por la pandemia dejando a cientos de miles de trabajadores en el paro.
Ya este fin de semana se han podido ver en Barcelona, Bilbao, Burgos, Sevilla o Santander, entre otras capitales, disturbios protagonizados por jóvenes contra el toque de queda desde medianoche hasta las seis de la mañana. Miles de encapuchados han participado en quemas de contenedores de basura y rotura de mobiliario urbano, acabando, en el caso de la Ciudad Condal, con el saqueo de un centro comercial deportivo:
Saqueo en un Decathlon del centro de Barcelona durante los altercados tras las protestas por las restricciones anticovid.
— La Vanguardia (@LaVanguardia) October 30, 2020
Por el momento hay 12 detenidos y 24 heridos, entre ellos 20 Mossos. La policía atribuye los disturbios a grupos de ultraderecha.https://t.co/MQiWn9CUCl pic.twitter.com/hK6g9ymM6G
El Gobierno achaca lo ocurrido a grupos antisistema variopintos y teme que se extienda por toda España porque el discurso “del odio” que expande la ultraderecha les hace el caldo gordo. No obstante, su reflexión es que, mientras la oposición sean únicamente PP y Vox -Inés Arrimadas parece dispuesta a apoyar las cuentas públicas-, la coalición de izquierdas podrá aguantar la presión de la calle por muy grande que sea el deterioro económico en esta segunda oleada del virus.
La alternativa, una salida de Podemos del gabinete, tendría efectos colaterales como la quiebra de la actual paz social con los sindicatos UGT y CC.OO., argumentan diversas fuentes, que terminaría deshaciendo el llamado bloque de investidura, conformado por ambos partidos más los nacionalistas catalanes y vascos, incluido Bildu, y dando paso a una pinza derecha/izquierda contra el PSOE que acabaría más pronto que tarde en un adelanto de elecciones generales.
'Todo por el Presupuesto'
Por eso el presidente del Gobierno ha accedido a todo lo que le ha exigido Iglesias en la última semana, para lograr la foto presupuestaría en La Moncloa que ilustra esta crónica. Incluida la desautorización, más aparente que real, de su mano derecha en el PSOE, el secretario de Organización y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, quien se opone firmemente a un control de precios del alquiler de vivienda en las grandes ciudades porque teme que, en lugar de bajar las rentas, suban tras la retirada masiva de pisos del mercado por parte los arrendatarios, como ocurrió inicialmente en Francia.
Ábalos, junto a la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, y el ministro de Seguridad Social, José Manuel Escrivá, constituyen la oposición interna a Podemos en materia de cuentas públicas, aunque la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, también ha mantenido sonoros encontronazos con la ministra de Igualdad, Irene Montero, y apagado varias polémicas dentro del Ejecutivo de coalición.
Algunas de las fuentes consultadas admiten, no obstante, que, a partir de la aprobación de los Presupuestos y celebradas las elecciones en Cataluña el 14 de febrero, la legislatura ya estará "garantizada" y Sánchez "tendrá las manos más libres" para girar hacia el centro hasta la convocatoria de las próximas elecciones, en busca de mayor cooperación con Ciudadanos y hasta con Pablo Casado.
Una muestra de esto último se va a comprobar en las próximas semanas con ocasión del casi seguro pacto entre los dos grandes partidos para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que enterrará la polémica iniciativa gubernamental de reducir a simple mayoría absoluta (176 diputados) la mayoría reforzada (210) necesaria desde 1985 para renovar cargos institucionales.
A partir de ese momento, entrado 2021, será cuando se compruebe la resistencia de la coalición y si Unidas Podemos lo acepta o rompe. Con una salvedad en este último supuesto, añade una fuente territorial socialista: "En la retina de la gente quedará que quien rompe es Iglesias, no nosotros". Eso, creen muchos en el PSOE, operaría a su favor en las urnas.
"No conformarnos con el 28%"
Aún así, algunos barones del PSOE reprochan a Pedro Sánchez que "parezca conformarse" con administrar el resultado de las elecciones del 10 de noviembre y no aproveche para comerse electoralmente a los de Iglesias, como hicieron con Podemos el presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page, y el extremeño, Guillermo Fernández Vara, entre 2015 y 2019.
Hace cinco años, ambos presidentes llegaron a sus respectivos gobiernos aupados por Unidas Podemos y en las elecciones de hace un año revalidaron su victoria, esta vez con mayoría absoluta. En el caso de Castilla-la Mancha, Podemos, que había participado del primer gobierno de Page con una Vicepresidencia segunda en la persona de su líder regional, José García Molina, acabó desapareciendo del Parlamento manchego.
"Yo no digo que Ferraz vaya a por ese 45% de voto que sacó García-Page en 2019 -cuatro años antes había sido el más votado con el 36,11%-", señala una fuente socialista, "pero no podemos conformarnos con el 28% que sacamos en la repetición de las elecciones del 10 de noviembre". En aquella cita electoral el PSOE cayó más de medio punto respecto al resultado de seis meses antes, el 28 de abril.
A ojos de este sector del socialismo, Pedro Sánchez está obligado a rentabilizar su paso por el poder en beneficio de las siglas del partido, porque a partir de ahora la debacle económica y la calle incendiada, como se ha visto este fin de semana, propiciará que el escenario sea mucho más complicado en las urnas.
Y en la otra bancada parlamentaria, Pablo Casado no ve con malos ojos que Sánchez esté desarrollando esa estrategia porque le libera a él de un más que incómodo acercamiento presupuestario a los socialistas después de romper con Vox en la reciente moción de censura; con renovar el CGPJ en las próximas semanas va a tener más que suficiente.
En privado, el líder del PP comparte la teoría de Pedro Sánchez de que la colaboración entre los dos partidos llamados a gobernar debe circunscribirse a lo esencial, porque lo contrario sería entregar la alternativa a los extremismos: Podemos y Vox; es más, el presidente del Gobierno nunca ha llegado a sugerir siquiera a Casado en los numerosos encuentros que han mantenido ese apoyo presupuestario que, de cara a la galería uno demanda y el otro ofrece con la boca pequeña. O con Podemos o adelanto electoral y Que Dios reparta suerte, viene a ser la máxima que ambos dirigentes políticos están apurando al máximo; uno para impedirlo a toda costa y el otro para forzarlo.