Nadal debuta con triunfo y con dudas
Nadal, multiplicado como siempre que toca defender bandera, gana también en Perth como lo hizo en la Caja Mágica. Nada le gusta más que jugar por España, y le sirve esta competición para reforzar su compromiso, fuera de toda duda. Después del paseo triunfal de Bautista (doble 6-0 a Aleksandre Metreveli, 679 del mundo), el balear se enfundó la camiseta roja y se esmeró en su duelo ante Nikoloz Basilashvili (6-3 y 7-5), que ya tiene cierto nombre y un ranking de nivel (26 de la lista). Una buena prueba para calibrar el estado del campeón de 19 grandes, quien se fue de la pista con mala cara porque el desenlace fue muy malo. De hecho, sacaba para ganar con 5-2 y perdió dos veces su servicio de manera lastimosa, aunque despertó a tiempo.
Empezó frío y Nadal entregó su saque en el primer juego con una doble falta, errático y descentrado. Una mancha, una manchita, y lo mejor de Nadal fue su capacidad para reaccionar y corregirse de inmediato, recuperando el break en el siguiente juego con un passing marca de la casa. Salto al cielo de Perth, puño cerrado y el primer «¡Vamos!» de Nadal de este 2020 ilusionante que esconde un botín precioso. Ahí, muy cerquita, está la oportunidad de igualar los 20 Grand Slams de Roger Federer.
Mantuvo Nadal la inercia a partir de ese momento y se pareció más a lo que se espera de él, si bien es cierto que tampoco hubo demasiadas florituras. Aguantó su saque, primordial para aspirar a algo, y afinó desde el fondo ante Basilashvili, al que le había derrotado en los tres precedentes. En dos de ellos, en Roland Garros 2017 y en Roma 2019, las palizas fueron tremendas (6-0, 6-1, 6-0 y 6-1, 6-0). En pista rápida, sin embargo, le robó un parcial en el US Open de 2018 (6-3, 6-3, 6-7 y 6-4).
En el octavo juego se desniveló la balanza con un break definitivo y Nadal, en 41 minutos, resolvió el primer set con un trabajo correcto, de menos a más. Con esa inercia, el español, asesorado por Francis Roig (hace de capitán en esta Copa ATP), se aplicó en el inicio de la segunda manga y desbravó a Basilashvili, quien no pudo hacer más y perdió su saque en el quinto juego. Parecía un golpe definitiva, y más cuando el número uno del mundo se puso con 5-2 y servicio.
Fue, sin embargo, un epílogo sucio para Nadal, que desperdició su desventaja, contrariado por una serie de fallos impropios. Permitió que Basilashvili se subiera al tren e igualara a cinco, aunque no hubo más epica que esa. Enfadado, el español reaccionó para, después de una hora y 50 minutos, alzar los brazos y conceder el primer punto a España, que debe jugar todavía contra Japón y Uruguay en este grupo notablemente desequilibrado.
Cuesta pensar en que la selección no estará en cuartos (pasan los seis primeros y los dos mejores segundos), y más estando Nadal al frente de la nave. A los ocho triunfos de la Davis le suma esta victoria rutinaria en la Copa ATP, otra de tantas, pero que deja un sabor amargo. Obviamente, necesita una mejoría, pero no deja de ser el inicio.