Los béticos se fueron del Villamarín con una mezcla de subidón y de decepción. El gol de Bartra levantó a todos de los asientos en un momento feliz porque llegó en el alargue y solventaba una injusticia como era ver que el Celta podía ganar. Sin embargo, dejó el sabor del empate que es insuficiente para lo que buscaban y merecieron los verdiblancos. No es que arrollaran al rival pero sí que tuvieron más ocasiones, como un disparo de Fornals y varias de Vitor Roque, pero acabaron partidos y concediendo a un oponente que supo buscar las cosquillas. El 2-2 no deja contento a casi nadie pero al menos arregla lo que a todas luces iba a ser injusto. Como...
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