La nueva asamblea general de la Real Federación Española de Vela celebró hace pocos días su primera reunión, donde el flamante presidente, Chimo González Devesa, y su junta directiva presentaban públicamente su plan de actuación. Como era de esperar, evidentemente se aprobó todo sin oposición, tal como marcan los cánones. Por delante tienen cuatro años para hacer cosas, aunque realmente no serán cosas nuevas, ya que se trata de un presidente y una junta continuistas. Al menos en los puestos de dirección siguen estando los mismos de siempre. ¿Más de lo mismo o renovación? Veremos lo que decide el nuevo presidente. No sé si en la Federación aún estarán con la resaca de los Juegos Olímpicos, pero los cien días de gracia ya han pasado -las elecciones con candidato de consenso fueron en julio-. Por ahora al menos de cara a la galería se ha visto muy poco movimiento, más bien al contrario. La RFEV debe empezar a ponerse las pilas, el tiempo pasa muy rápido y el hecho de que los Juegos sean en Los Ángeles complica la logística respecto a la de Marsella. Por poner un ejemplo reciente, seguimos sin aprovechar lo que tenemos en casa. Hay federaciones que ya están empezando a mover a sus equipos más jóvenes, lo pudimos ver en la Christmas Race, donde participaron equipos italianos, británicos, franceses y polacos, que llevaron a Palamós a sus promesas en ILCA, 420 y 29er. Otros prefirieron no medirse internacionalmente. Cuestión de gustos. No dudo que no se esté trabajando, pero no sé si muy duro o a medio gas. A lo mejor sí que debería empezar a palparse el trabajo, que se vea alguna cosa. Dentro de pocos días empieza un nuevo año, y con él esperemos que la nueva Federación empiece a dar señales de vida después de este largo letargo.
