En una semana se espera en Les Sables d'Olonne al vencedor de la décima edición de la Vendée Globe, la vuelta al mundo en solitario y sin escalas. El líder Charlie Dalin y el segundo clasificado Yoann Richomme empiezan a sentir cerca el final , pero saben que necesitan estar concentrados al cien por cien: conocen los obstáculos que han sufrido otros patrones en la fase final de la regata en solitario sin escalas alrededor del mundo. Dentro de una semana deberían estar bien adentrados en el Golfo de Vizcaya y lidiando con el sprint final hacia la línea de meta, pero en este momento todo está demasiado reñido para decir quién ganará, con solo 135 millas náuticas de ventaja entre uno y otro. Tras cruzar el ecuador este pasado domingo, los dos líderes navegan en el hemisferio norte inmersos en los alisios . Se dirigen al norte, hacia el anticiclón de las Azores, al que deberían llegar en 24 horas. Este es el último gran obstáculo meteorológico que se interpone entre ellos y el Golfo de Vizcaya y la línea de llegada de Les Sables d'Olonne. El último gran escollo que podría decidir quién vencerá esta décima edición. Salvo contratiempos inesperados, el tercer puesto parece asegurado para Sébastien Simon, pero del cuarto al décimo lugar la batalla está muy abierta . Ha habido una reorganización al norte de Río, con ganancias para los navegantes que han optado por permanecer al oeste, por lo que Jérémie Beyou (Charal) está en cuarto lugar y Sam Goodchild (Vulnerable) en quinta plaza. No obstante, la ganancia puede ser a corto plazo y dependerá de su capacidad para trabajar el regreso al este, para conectar con los vientos alisios del SE. Otros barcos, como el Holcim PRB de Nico Lunven, se han decantado por la opción este, pero no está claro qué grupo saldrá mejor parado. «Esta subida por el Atlántico Sur no es fácil -ha explicado Lunven-, es una parte complicada en términos meteorológicos, tenemos condiciones muy inestables y muchas tormentas, todavía no he tenido ninguna demasiado violenta, pero sí algunas borrascas muy molestas. También hay un oleaje desagradable, de proa, que golpea el barco, ¡es un infierno! ». Una veintena de embarcaciones navegan ya en el Atlántico, entre ellos Jean Le Cam , que protagonizó su séptimo paso del cabo de Hornos en regata . En las próximas horas doblará la mítica roca Conrad Colman (MS Amlin), que navega clasificado en la vigésimo segunda plaza. «¡Dos meses en el mar es mucho tiempo! -ha exclamado hoy el carismático neozelandés-. Estoy un poco celoso de los primeros, que estarán en casa en unos días y podrán ir a recoger a sus hijos al colegio . Estoy en un grupo pequeño, la competencia es intensa, ¡es emocionante! Creo que dos meses en el mar sin competidores directos habrían sido difíciles... Estoy pegado a las pantallas, estoy haciendo todo lo posible para ir lo más rápido posible y con seguridad, así que es estimulante. Las condiciones actuales son bastante fáciles, 30 nudos de viento. El barco es una mezcla entre submarino y avión. A veces bailas por encima de las olas, a veces por debajo. ¡Pronto será mi cuarto paso por el cabo de Hornos!».