Parecía que al Baskonia le había mirado un tuerto desde el comienzo de 2025, derrotado por Estrella Roja, Virtus Bolonia, Olympiacos y Real Madrid por uno o dos puntos. Una maldición que por momentos pareció repetirse ante el Barcelona, que igualó el marcador a falta de tres segundos tras varias pérdidas muy groseras de los vitorianos. Sin embargo, el norteamericano Forrest se inventó una canasta extraordinaria a falta de cinco décimas para cerrar el encuentro (88-86), bella bandeja que hace soñar a los vascos con la repesca y que amplía las dudas del los catalanes, que son un poco gallegos este curso, no saben si suben o si bajan en la clasificación. El frío de Vitoria y alguna que otra gotera del Buesa Arena no sirvieron para intimidar al Barça en su desembarco en la capital vasca, bien dirigido por Satoransky y punzante gracias a las canastas de Punter y Parker. Y eso que la defensa local intimidaba lo suyo, muy activos Forrest y Baldwin a la hora de perseguir al base checo que, sin embargo, asistió o anotó todas las canastas de los azulgranas en los primeros cinco minutos (6-12). Las rotaciones dieron aire al Baskonia, que inició maniobras de abordaje gracias a las ganas de Moneke de cargar contra el aro rival. Solo un mate de Hernangómez sobre la bocina mantuvo el liderato catalán al final del primer cuarto (23-25). Al fin salió Brizuela , un jugador bendecido desde que comenzó 2025, y en su tierra, el donostiarra se presentó con seis puntos consecutivos. Otros cinco de Metu sembraron la duda en los pupilos de Laso, que vieron cómo la diferencia era ya de dobles dígitos (26-37), pese a que su actividad física era notoria. Fue ese dinamismo, personificado en Forrest , lo que les permitió firmar un rápido parcial de 6-0, pero la dupla formada por Brizuela y Metu estaba de dulce, robaba el Barça en defensa y ambos ejecutaban sin piedad. Aun así, los locales siempre se las ingeniaban para ejecutar un contragolpe. Dos triples del prometedor Rogkavoupolos y una bandeja de Moneke hicieron efectivo el empate, pero dos tiros libres de Punter evitaron la sangría del Barça antes del descanso (44-46). Tras la reanudación, se centraron los locales en atacar las evidentes carencias defensivas de Hernangómez , autor de varias canastas de mérito pero también de un agujero que convertía al Barça en una máquina inoperante. La fluidez del primer acto se convirtió en fricción y densidad, en una igualdad en el electrónico de difícil solución. Tomó ventaja el Baskonia gracias al acierto exterior de Luwawu-Cabarrot y Baldwin (58-54), pese a que el duelo era un remontada infinita de ambos bandos, nadie conseguía descolgarse, nadie se daba por vencido. Tanta tensión hizo que Abrines, capitán azulgrana, se llevase una técnica por sus protestas, sanción que aprovecharon los de Laso para llegar al último cuarto por delante (65-64). Parecía mucho más entero el Baskonia, pero el electrónico no reflejaba dicha superioridad. Hall taponaba y Moneke era imbatible a la carrera. Mientras, Peñarroya se entregaba a los talentos de Brizuela y Hernangómez para salir al paso. Forrest y Juan Núñez se se enzarzaron en una apasionante batalla anotadora y al fin, Howard, anotó su primera canasta, un gran triple, que puso uno arriba a los vascos a falta de un minuto. Moneke, con otro disparo estratosférico, dejó casi sentenciado el encuentro (86-82). Le entraron los nervios habituales a los vascos, perdieron dos balones incomprensibles y Punter , en un hábitat que controla a la perfección, anotó la suspensión para empatar (86-86) a falta de tres segundos. Pero Forrest , en un acto de fe espectacular, anotó el tiro ganador cuando la prórroga parecía inevitable.
