El Real Madrid vuelve a las andadas y se deja remontar por el Betis (2-1)
Cada vez que el Real Madrid suma varios partidos convincentes y da la sensación de ser invulnerable, pega un petardazo que obliga, de nuevo, a replantearse todos. Le sucedió contra el Betis, un partido que perdió cuando empezó ganando y jugando razonablemente bien durante 25 minutos. Y no jugando a nada el resto del encuentro. El Betis, con Isco, Johnny y Altamira al mando fue cogiendo el mando del encuentro y dibujando, de nuevo, los problemas del Madrid cuando la cosas se tuercen: no funcionó la mezcla Tchouameni y Modric; no aparecieron los delanteros y el sistema defensivo se equivocó varias veces en las jugadas a balón parado. El Madrid se diluyó sorprendentemente, volviendo a la constante irregular en LaLiga. Le cuesta competir y no está el torneo para seguir dejándose puntos en partidos en los que te pones por delante.
Porque la salida del conjunto de naranja fue la del Madrid de los buenos y nuevos tiempos: paciente con el balón, jugando en campo contrario y sin dejar salir al Betis. Tenía todo bajo control el equipo de Ancelotti, como si no le afectaran las bajas de Ceballos, por lesión, Bellingham, por sanción; de Valverde porque no puede más y de Asencio, porque Ancelotti o le quiso seguir protegiendo o vuelve a dejarle en el banquillo por una discutida apuesta por la jerarquía en el vestuario. No le termina de funcionar bien ese plan este año.
Los muy buenos momentos del Real Madrid culminaron con un gol a la altura de su fútbol: una jugada de 19 toques, que terminó con un pase fantástico de Mbappé, una solución inesperada de Mendy y un remate de delantero centro de Brahim. Todo bien, todo muy bien, incluso.
Por eso, fue tan raro, tan extraño, la caída del equipo. Empezó suave y acabó siendo muy pronunciada, inexplicable, con casi todos los jugadores fuera de lugar. El Betis se aprovechó y tuvo tiempo y todo el partido para remontar.