El ofuscado ciclista de amarillo
Dos ciclistas con atuendos deportivos amarillos pasaron raudamente y uno de ellos le gritó a Barclays: —¡Traidor! Eran las cinco de la tarde y Barclays estaba dando su paseo vespertino por las calles apacibles de la isla donde vivía. Al oír dicho insulto repentino, se quedó helado, estupefacto, sin reacción. En los veinticinco años que llevaba viviendo en aquella isla de gente ensimismada, nunca lo habían insultado a gritos, en la calle. —¡Todos los cubanos hemos dejado de verte! -volvió a gritar el ciclista... Читать дальше...