Las raquetas que cambian vidas a orillas del Tormes
Carlos llevaba más de tres décadas jugando al tenis cuando sufrió una parada cardíaca que le llevó a pasar una semana en coma y le dejó graves secuelas, como el déficit de atención y memoria o la falta de movilidad, con las que ha tenido que aprender a vivir su nueva vida. Hace dos años, su hijo Mateo, con autismo, comenzó una terapia para ayudar, gracias al deporte, a calmar sus nervios y a mejorar sus relaciones sociales. Una puerta que, a la vez, se abrió para su padre, que ha pasado de profesor a alumno en una escuela un tanto diferente . Читать дальше...