En la reaparición de Pablo Iglesias como colaborador/agitador periodístico («periodista crítico» dice él, jejeje) destacó mucho la ilustración de la pistola nazi con los rótulos incrustados de PP, Vox y la Prensa, así en genérico, pero ese llamativo ideograma desviaba la atención del verdadero fondo de su propuesta, que consistía en aglutinar fuerzas para abordar las próximas elecciones arropando al PSOE con un frente del nacionalismo más arriscado y la extrema izquierda. Es decir, la repetición de la alianza Frankenstein como única vía para apuntalar la supervivencia de Sánchez, al que Podemos ha dejado de discutir su liderazgo para conformarse con un papel subalterno que le asegure una posición institucional confortable. Iglesias parece haberse autoasignado en ese diseño la función... 
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