Condenan a sacerdote argentino a 17 años de prisión por abuso sexual de dos menores

El sacerdote católico, Nicolás Parma, fue condenado por un tribunal argentino a una pena de 17 años de prisión por haber cometido el delito de abuso sexual contra dos seminaristas en una parroquia de la localidad de Puerto Santa Cruz.

Las dos víctimas fueron abusadas por el prelado católico entre 2009 y 2012 en la Parroquia Exaltación de la Cruz, ubicada a unos 250 kilómetros de Río Gallegos y a unos 2.500 al sur de la capital Buenos Aires.

Parma pertenecía a la congregación Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista: de este mismo grupo de sacerdotes había sido condenado también por abuso sexual su fundador, Agustín Rosa Torino. Ahora purga una pena de 12 años de prisión desde julio de este año en una prisión de Salta.

La Cámara Oral Penal de Puerto Santa Cruz dictaminó que el cura es “penalmente responsable de abuso sexual simple doblemente agravado por haber sido por un ministro de culto, encargado de la educación y guarda de menor conviviente” y de “abuso sexual gravemente ultrajante, doblemente agravado, por haber sido cometido en la modalidad continuada” contra otro menor.

“Yo empecé a pensar en el suicidio”

Las víctimas, de apellidos Gyurkovitz y Alustiza escucharon la sentencia por videoconferencia desde sus lugares de residencia, y el acusado desde prisión.

Alustiza tenía 14 años cuando fue abusado por el sacerdote, en el año 2009. Había llegado desde Pergamino al seminario siguiendo el llamado a cumplir la vocación del sacerdocio. Vivía en la casa parroquial junto con Parma y otro joven. “Ese mismo año empezaron los abusos, pero no podía hablar con nadie. No tenía ni teléfono ni dinero y teníamos prohibido contar lo que pasaba dentro de la congregación”, narró el afectado al diario La Nación de Argentina.

“El otro denunciante y yo somos las caras visibles de la denuncia, pero estoy seguro de que hubo más menores abusados. Vivimos un horror en ese lugar. Éramos presos moralmente, no podíamos pensar, era imposible irte, yo empecé a pensar en el suicidio”, agregó la víctima que hoy tiene 26 años de edad. Recién pudo hacer la denuncia cuando terminó el secundarios y fue trasladado a Salta para ingresar formalmente a la carrera del sacerdocio. Cuando contó lo sucedido, el director del seminario le dijo que “perdone” a Parma porque “era solo una debilidad del hermano”.