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Johann Zarco es un piloto distinto hace años que quedó claro. ¿Dónde se había visto antes que un piloto celebrara sus victorias (en Moto2) con un perfecto salto mortal atrás con la dificultad añadida que supone hacerlo con pesadas botas y casco y un mono en piel de canguro?. O que alguien, mucho antes que Maverick Viñales, renunciara a un millonario contrato porque no le sacaba el jugo a su KTM. O que llevara una vida casi monacal, además sin redes sociales ni smartphone que le distrajesen, hasta la irrupción en su vida de la explosiva modelo checa Veronika Thielova. Pudiendo llegar en avión como la mayoría de sus compañeros de parrilla el tercer clasificado del Mundial de MotoGP han hecho se ha presentado en Motorland Aragón subido en una Ducati ‘vintage’ de 1981, 900 kilómetros del ala desde su casa en Antibes, el sureste francés, realizado en dos etapas al manillar de una Ducati 900SS Darmah del 81.
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