Las contradicciones, la inverosimilitud de su relato, los falsos testigos, las cámaras de seguridad y el propio nerviosismo de la ‘víctima’ del falso ataque en grupo acorralaron al joven que denunció la agresión homófoba de Malasaña.
Un caso que está haciendo mucho daño en la comunidad LGTBI
y que, a la vez, ha demostrado un trabajo policial limpio y rápido pese al ruido político que ha envuelto este caso desde que se conoció.
La denuncia interpuesta el domingo, sobre las diez y media de la noche, por el individuo, que sí es homosexual, creó serias dudas a la Policía Nacional. «Era rara, a cualquiera se lo parecería», explican fuentes policiales. No cuadraban las horas ni muchos más detalles. Pero,
en un...
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