Mucho he pensado en aquella entrevista que Xevi Pujolar, ingeniero jefe de pista de Alfa Romeo, me concedió en 2018. Me decía que “Leclerc, si tuviera un coche ganador, estaría delante”, que “tenía cosas de otros grandes campeones” y que “tenía madera de campeón”. No se equivocó. Igual que tampoco lo hizo hace años al avisar del enorme talento de Max Verstappen cuando fue su ingeniero de pista en Toro Rosso. Es por eso que, al hacerme un gesto con la cabeza y alertarme de la llegada de otro joven talento a la F1, no dudé en darle todo mi crédito. “Y ojo con este”, me decía mirando a un Antonio Giovinazzi que subía las escaleras del hospitality del equipo de marca italiana pero con estructura suiza. Me vino a decir algo así como que “si Giovinazzi estuviera con nosotros...”.