Pregunten a otros tenistas qué es lo que hace grande a
Novak Djokovic, qué lo ha llevado al borde del primer Grand Slam en un mismo año de un hombre en más de medio siglo, y las respuestas podrían incluir una mención de la forma en que resta los servicios o su habilidad para cubrir la cancha o su revés a dos manos. Etcétera. Lo que también elogian invariablemente es su fuerza mental y resistencia física, su concentración y su estado físico, especialmente cuando se trata del formato al mejor de cinco sets. En el común denominador: golpes sí, pero mente también y sobre todo.
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