La despoblación y el Covid: más miedo y soledad en la vejez
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Entre las conclusiones extraídas se constata que la crisis sanitaria provocada por el Covid «ha supuesto un cambio en las relaciones de las personas mayores», pues el contacto con familiares y amistades «no puede ser el mismo que antes», lo que hace que su sentimiento de soledad «se vea incrementado». A esto se suma «el miedo» que «todavía produce el hecho de salir a la calle, reunirse con gente o acudir a actividades programadas», algo que afecta directamente a la salud física, social y psicológica de este colectivo de población. Por su parte, la participación ciudadana «sigue siendo una de las tareas pendientes», pues la mayor parte de personas encuestadas «no da importancia a este asunto y comenta que, independientemente de la situación actual, participan en pocas actividades en su localidad», informa Ep.
Asimismo, también se resalta la «indiferencia» que muestran por el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Por otra parte, el descontento con los servicios básicos de salud es generalizado, algo que se agudiza en los pueblos más pequeños. Otro aspecto importante y que suscita preocupación entre las personas encuestadas es el tema de los cuidados y la atención a las personas mayores, por eso se sugiere a los Grupos de Acción Local visibilizar la realidad de las personas mayores que habitan el medio rural; incluir en las Estrategias de Desarrollo Local Participativo (EDLP) la ejecución de proyectos piloto de innovación social, vinculados a la promoción del envejecimiento activo y al mantenimiento de las redes de apoyo comunitario. Mientras tanto, la familia sigue siendo la principal institución encargada de atender las necesidades de los ancianos ya que el recibir atención y apoyo por parte de una persona externa sigue suscitando reticencias y, llegado el momento, la mayoría coincide que las personas cuidadoras deben «ser de confianza». Así, entre las estrategias y retos de futuro que proponen los autores del estudio está el reconocer y acreditar profesionalmente la figura de la asistencia personal en el medio rural; adecuar a la realidad del medio rural la cartera de prestaciones y servicios básicos necesarios.