Son la cara B del problema del suicidio. Personas que tratan de quitarse la vida o que piden ayuda al médico porque se les pasa por la cabeza el hacerlo. El año pasado fueron 3.807 personas en la provincia, un 14% más que el año anterior, según los datos difundidos este viernes por la Conselleria de Sanidad con motivo del Día Internacional para la prevención del suicidio. La mayoría de ellos fueron atendidos por los médicos de familia y 1.162 en los servicios de Urgencias hospitalarias.