A sus 69 años, es Gus Van Sant una verdadera estrella cinematográfica detrás de las cámaras, convertido en un híbrido entre la figura de un director de culto (‘Drugstore cowboy’, ‘Mi Idaho privado’) y un adalid de la popularidad contemporánea (‘El indomable Will Hunting’, ‘Milk’). El baile de máscaras va tomando cuerpo en medio de las turbulencias que pueblan su alma y ahora se rinde a la llamada de Portugal, donde se fragua su debut como… director escénico.
Y no, no es que vaya a adaptar una de sus películas a la gran pantalla. Se trata de que adora Lisboa y se rinde a sus encantos hasta el extremo de que su primer musical en toda regla vive la cuenta atrás...
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