B
enzema está enorme, colosal, siempre ocupado, comunicando jugadas y anotando esos goles (1-0 y 5-1) que antaño facilitaba a
Cristiano Ronaldo. Ahora los marca él y cuando se los ponen a huevo, como hizo
Gayà, no perdona. Aunque
Ancelotti abra las puertas del albergue juvenil en el centro del campo para oxigenar a la veteranía:
Camavinga, rayo de luz, tan parecido a
Seedorf;
Asensio, enchufado y en vías de recuperación, que en ocasiones hace dianas que firmaría
Messi, como el 4-1, y
Valverde, en adecuada progresión. En el banquillo,
Casemiro y
Modric. Entre algodones,
Kroos. Arriba,
Rodrygo con la dupla esencial,
Vinicius y
Karim. Enfrente, el
Mallorca, décimo en LaLiga, tan blandito que en lugar de morder ofrece la otra mejilla.
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