Bruselas presenta una legislación para que haya un cargador universal para móviles y dispositivos electrónicos
En la Unión Europea, se vendieron aproximadamente 420 millones de teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos portátiles en el último año. De media, un consumidor posee alrededor de tres cargadores de teléfono móvil, de los cuales usa dos de manera regular. Según datos de la Comisión Europea, el 38% de los consumidores dice haber experimentado problemas al menos una vez que no pudieron cargar su teléfono móvil porque los cargadores disponibles eran incompatibles. Los consumidores gastan aproximadamente 2.400 millones de euros al año en cargadores que no vienen con sus dispositivos electrónicos. Además, se calcula que los cargadores desechados y no utilizados representan alrededor de 11.000 toneladas de desechos electrónicos al año.
Y sobre esta situación quiere actuar la Comisión Europea, que ha presentado este jueves una legislación para establecer un sistema de carga común para todos los dispositivos: móviles, tabletas, cámaras, auriculares, altavoces portátiles y consolas de videojuegos portátiles.
"La intención es mejorar la comodidad de los consumidores y reducir la huella ambiental asociada con la producción y eliminación de cargadores, al tiempo que se persigue una mayor innovación en el sector", dice Bruselas.
Con la propuesta de revisión de la directiva actual de equipos de radio, "el puerto de carga y la tecnología de carga rápida se armonizarán", afirma el Ejecutivo comunitario. Así, el USB-C se convertirá en el puerto estándar para todos los teléfonos inteligentes, tabletas, cámaras, auriculares, altavoces portátiles y consolas de videojuegos portátiles.
Además, la Comisión Europea propone separar la venta de cargadores de la venta de dispositivos electrónicos para "mejorará el servicio a los consumidores y reducir la huella ambiental". De esta manera, los consumidores podrán comprar un nuevo dispositivo electrónico sin un cargador nuevo. Esto limitará la cantidad de cargadores no deseados comprados o que no se utilicen. Bruselas calcula que la reducción de la producción y eliminación de nuevos cargadores reducirá la cantidad de desechos electrónicos en casi mil toneladas anuales.
La propuesta del Ejecutivo comunitario también quiere los productores tengan que informar sobre el rendimiento de la carga, sobre la potencia requerida por el dispositivo y si admite la carga rápida. "Esto hará que sea más fácil para los consumidores ver si sus cargadores existentes cumplen con los requisitos de su nuevo dispositivo o les ayudará a seleccionar un cargador compatible", afirma la Comisión: "Esto ayudaría a los consumidores a limitar la cantidad de cargadores nuevos comprados y a ahorrar 250 millones de euros al año en compras innecesarias de cargadores".
La propuesta, a partir de ahora, deberá ser adoptada por el Parlamento Europeo y el Consejo mediante el procedimiento legislativo ordinario (codecisión). A partir de aquí, se abriría un período de transición de 24 meses a partir de la fecha de adopción para dar tiempo a la industria para adaptarse antes de la entrada en vigor.
Para tener un cargador común, se requiere una interoperabilidad total en ambos lados del cable: el dispositivo electrónico y la fuente de alimentación externa. La interoperabilidad en el extremo del dispositivo, que es, con mucho, el mayor desafío, se puede lograr con la propuesta de este jueves.
La interoperabilidad de la fuente de alimentación externa se abordará mediante la revisión del reglamento sobre diseño ecológico de la Comisión Europea, que se lanzará a finales de este año para que su entrada en vigor se pueda alinear con la propuesta actual.