Jessica Chastain y Benedict Cumberbatch, el poder de la interpretación
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La historia es real y está convenientemente diseñada para que atrape la sordidez, la hipocresía y las intrigas que se dan en ese mundo que vive del óbolo y la charlatanería, pero también para que se aprecien algunas de las enormes energías que la protagonista encuentra en lo religioso. Lo mejor, sin duda, es la interpretación de Jessica Chastain, en algunos momentos irreconocible dentro de su personaje, y la capacidad que tiene para no perder contacto emocional con el espectador con una puesta en escena de sí misma espectacular.
Y dentro de la Sección Perlas se proyectaba 'El poder del perro', recién llegada del Festival de Venecia, donde Jane Campion ganó el León de Plata a la mejor dirección. Está basada en la novela de Thomas Savage y es un wéstern que mira de otro modo y hacia un lugar distinto, con mucha sutileza hacia aquellos terrenos vedados de la película de Ang Lee.
En el centro de la historia están dos hermanos, dos granjeros acaudalados en aquel Oeste que se modernizaba a principios del siglo XX, y una mujer viuda –con hijo hipersensible– que se casa con uno de ellos y se traslada al impresionante y asilvestrado rancho. Hay otro personaje clave, Bronco Henry, que ya murió y es algo así como el retrato de la finada señora De Winter en la pared de Manderley. Ambiente, relato, sugerencia y música son una maravilla, y la interpretación de Benedict Cumberbatch es un prodigio en su laberinto, en su complejo diálogo entre la masculinidad y lo otro. Creo que a 'El poder del perro' le viene bien el calificativo de peliculón.