Irene Sánchez-Escribano recupera la sonrisa
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Así que la toledana, de 29 años, múltiple campeona de España de 3.000 metros obstáculos y de cross, volvió a correr este lunes 20 de septiembre después de 69 días sin poder hacerlo y fue feliz. «No sentí ningún dolor. Pensaba que iba a estar como un pato mareado tras tanto tiempo. Es verdad que iba muy despacito y mi entrenador, Antonio Serrano, aunque eran ya las ocho de la tarde, se quedó conmigo para esperarme y correr conmigo las primeras zancadas. Por esa parte estoy contenta. Ahora siento como si se me hubiera sobrecargado la planta del pie, pero es normal porque lo tengo un poco atrofiado», cuenta a ABC.
La recuperación ha ido según lo previsto. «No tengo ninguna prisa. Quiero curarme bien, aunque sé que, cuando me ponga a correr en serio, vendrán semanas duras, de sufrir en los entrenamientos», augura.
Sánchez-Escribano tuvo «una fractura diafisaria del segundo meta del pie izquierdo», lo que es más habitual de lo que parece. «Los fondistas tenemos muchas roturas de estrés. Al final son muchos impactos repetidos, que no son muy fuertes, pero acumulamos un montón de kilómetros a lo largo del año», explica. Ya en 2018 había sufrido una lesión en el tendón de Aquiles, «que me dio mucha guerra y fue más latosa. Los deportistas de élite ponemos nuestro cuerpo al límite y siempre nos va a estar molestando algo. Lo tienes que asumir», reconoce con sencillez.
No quería verlos, pero...
Este verano ha sido diferente, raro, para la atleta toledana. «He intentado llevarlo lo mejor posible y hacer todo aquello que no puedo hacer cuando estoy compitiendo. He estado con mi gente, he viajado lo que he podido y ha estado bien dentro de lo que ha supuesto la lesión», afirma.
Sobre los Juegos Olímpicos dice: «Pensaba que no me iba a apetecer absolutamente nada verlos. En la ceremonia de inauguración no puse ni la televisión, pero es verdad que cuando empezaron a competir los atletas, que conozco a la mayoría y con muchos tengo una relación personal, me apetecía saber lo que estaban haciendo».
Y así fue cómo en la mañana del 4 de agosto vio a su amiga Marta Pérez clasificarse para la final de los 1.500 metros batiendo su mejor marca personal; y «me emocioné muchísimo y rompí a llorar de rabia». Porque justo después, además, se disputó la final de los 3.000 metros obstáculos, a la que se pasó con un crono de 9:26.11 y la toledana tiene 9:27.53 como mejor tiempo. «Pero, bueno, eso ya es pasado -se resigna-. Ahora tengo muchas ganas de volver a estar entrenando con normalidad, de competir y de que lleguen esos domingos de cross, que me encantan, y más tarde la pista y lo que venga».