En la presentación de su libro ‘El laberinto del género’ (Alianza), Pablo de Lora, profesor de Filosofía del Derecho, contó el miércoles algo que le había pasado. Una vieja amiga, jefa de un servicio de ginecología, lo llamó para plantearle el problema que tenía con algunas especialistas que se habían hecho objetoras de conciencia. Enseguida él pensó que le estaba hablando de aborto. Nada de eso. Se trataba de que esas doctoras no querían atender a mujeres transexuales. El problema (¿qué problema?) es que no había problemas ginecológicos que atender. Las mujeres trans iban a la consulta porque así se sentían más mujeres (la mujer del profesor le dijo que si se sintieran mujeres no querrían ir al ginecólogo, claro)....
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