Una imagen, de un agente a caballo, uniformado, agarrando de la camiseta a un haitiano que intenta desesperadamente entrar en Estados Unidos, ha hecho tambalearse a la Administración Biden, que incluso ha visto cómo su enviado especial a Haití ha dimitido en señal de protesta. Esta semana el trato a estos peticionarios de asilo, en su mayoría expulsados o repatriados a un país asolado por la miseria, en el que ni siquiera vivían hacía años, ha sido objeto de intenso debate en el Capitolio y la Casa Blanca.
Sobre todo, esas imágenes de lo ocurrido en una diminuta localidad de Texas llamada Del Río demuestran que el de la inmigración irregular entre México y Estados Unidos sigue siendo un problema...
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