La OTAN relega a Zelenski a una cena protocolaria con los reyes de Holanda en la cumbre de La Haya ante las pegas de Trump
Donald Trump puso pegas a la presencia del presidente ucraniano en la reunión de los jefes de Estado de la alianza atlántica en la que se prevé que acuerden un nuevo objetivo de gasto militar del 5% y en la que muchos aliados temen que el compromiso con Ucrania quede descafeinado
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Volodímir Zelenski ya no será un invitado de honor en la cumbre de la OTAN que se celebrará en La Haya los próximos 24 y 25 de junio. A diferencia de las dos ocasiones anteriores, en 2024 y 2025, cuando fue la estrella de la reunión anual de los jefes de Estado de la alianza atlántica e incluso en 2022, en Madrid, donde intervino por videoconferencia, el presidente ucraniano quedará esta vez relegado a un segundo plano.
Según el programa que ha publicado la organización que dirige el holandés Mark Rutte, la presencia de Zelenski quedará limitada a la cena protocolaria del martes que organizan los reyes de Holanda. También habrá una cena específica del Consejo OTAN-Ucrania a nivel de ministros. A pesar de ese segundo plano, Zelenski celebró hace unas semanas haber recibido la invitación de Rutte, que hasta entonces se resistía por las pegas de Donald Trump.
Y es que la llegada del populista republicano a la Casa Blanca ha cambiado radicalmente la relación de EEUU con Ucrania hasta el punto de poner el riesgo el apoyo a ese país. Trump ha llegado a aislar a Ucrania en las negociaciones con Vladímir Putin, que se produjeron poco después de haber abroncado en directo a Zelenski en el Despacho Oval, acusándole de estar buscando una tercera Guerra Mundial.
La negativa de Trump ha hecho difícil a Rutte encajar los intereses de los aliados, que quieren seguir mostrado el apoyo a Ucrania, y los de EEUU, con quien el holandés se ha alineado completamente desde la victoria de Trump, consciente de que llevarle la contraria puede tener consecuencias graves ante la volatilidad de su carácter. De hecho, Trump ha amenazado a los aliados que no llegan a los compromisos de gasto militar con no defenderles en caso de ataque, que es uno de los principios básicos de la OTAN.
“¿Puede Ucrania contar con la invitación a la Cumbre de la OTAN y a la reunión del Consejo OTAN-Ucrania como señal de que el camino de Ucrania hacia la OTAN es irreversible?”, le preguntó en mayo al secretario general, Mark Rutte, el representante ucraniano en la asamblea parlamentaria, Yehor Cherniev. “Estoy en estrecho contacto con el presidente Volodímir Zelenski al respecto, esperamos publicar el programa en cuanto esté listo. Pero, por supuesto, escucho claramente la petición”, fue su respuesta.
Finalmente el encaje de bolillos le lleva a la cena de gala. Y lo que más preocupa al resto de aliados es cómo va a quedar plasmado el apoyo a Ucrania en esa cumbre, que el pasado año se cerró con una alusión al “camino irreversible” hacia la OTAN. Sin embargo, la Administración Trump ha echado un jarro de agua fría a esa aspiración. “No va a suceder”, dijo el presidente estadounidense poco después de volver a la Casa Blanca. Lo volvió a el enviado de Trump para Ucrania, Keith Kellogg, que reconoció que la expansión hacia el este de la OTAN “es una preocupación justa” de Putin. “Ya hemos dicho que, para nosotros, la entrada de Ucrania en la OTAN no está sobre la mesa y no somos el único país que lo dice”, dijo en una entrevista en la cadena ABC.