Las centrales sindicales de España salieron ayer a su desfile callejero anual y el espectáculo, naturalmente, no desmereció. A la salsa de lemas y adrenalinas no le faltó ni el perejil. Un año más, y van ya trienios, la cosa consistió en un despliegue de prendas más o menos coloridas y una letanía de grisáceas consignas, quedando de nuevo demostrado que el Primero de Mayo es al trabajo lo que la fiesta del 12 de octubre supone para el patriotismo: sin cabra, pero sí con una mostración desapegada de cornamenta piquetera. Читать дальше...