Don Benito Pérez Galdós tuvo casa última, o penúltima, en el barrio de Argüelles, un aseado esquinazo con jardín donde ahora triunfa un local de lencería minuciosa. Es lo que pasa con una mitad del Madrid galdosiano, que ha ido mudando los sótanos de ultramarinos en grutas de neón donde hoy se venden bragas para musas de Instagram. Don Benito acabó cumpliendo una tumba en la Almudena, una tumba no demasiado conocida, por cierto, y así se cerraba una biografía de paseante de los madriles que arrancó en una pensión del viejo corazón de Madrid... Читать дальше...