Dicen que los poetas, los escritores, los artistas nunca mueren. No se lo crean, no es verdad. Ojalá lo fuera, por la pequeña parte que me tocaría. Pero no, no es verdad. Mueren. Y dejan un rastro de cosas que, a veces, no son fáciles de gestionar y muy complejas de digerir.
Solemos conformarnos con la creencia de que su obra, como de forma etérea, casi mágica, permanece para siempre. Pero tampoco es verdad. Les espantaría saber cuánta gente no ha leído jamás un poema de Federico García Lorca o de Miguel Hernández. Читать дальше...