De Marichiva a Lomitos con AlfonsoyAmigos
El sufrimiento y el dolor son temporales, rendirse es para siempre
Contábamos con tener trío de ases y al final ganamos la mano con repóker de ases… no preguntes por el joker
Con cambio de hora incluido y la mañana más cubierta de lo esperado, en el punto de encuentro aparecemos: Ángel, Fer, Pawel, Samuel y Alfonso.
Hoy no hay track que cargar de antemano en el GPS, los que acuden entregan hoja firmada en blanco dispuestos a dejarse llevar a los confines de la tierra y más allá, aunque todos confían en el buen criterio del guía.
No es de estricto cumplimiento pero, el pasado viernes, pude recorrer en solitario parte de la ruta que iba a proponer y lo hice con intención de verificar la viabilidad de varios tramos e incluso para aprovechar a limpiarlos de piedras, de ramas caídas y de zarzas ansiosas por dejarnos más de una marca.
El pequeño grupo se dirige hacia Gudillosy recorre una vez más el tramo de la “alfonsina” que tanto nos gusta, dejando atrás la triste imagen, que aquí no queremos reproducir, de 25 ó 30 colchones abandonados por algunos desalmados. (Ver carpeta de fotos)
El Camino del Agua resulta muy fácil de recorrer, así que cuando mis compañeros menos se lo esperan hago giro y enfilo hacia primer tramo de la senda del Arciprestey después sendero arriba, con el desnivel justo para calentar las piernas sin demasiada fatiga.
Limpio como lo dejé, tomamos sendero single habilidoso, una maravilla para disfrutar que nos lleva a cruce con la pista de la Garganta del Río Moros, a la altura del arroyo del Mostajo, que ahora vamos a seguir durante unos kilómetros pasando junto a los bien restaurados refugios de Las Abiertas y Vaqueriza, en los que incluso se puede encontrar leña cortada. ¡Bien hecho!
Entre los pinos distinguimos el embalse del Tejo, con muy bajo nivel de agua y avanzamos, con algunos demarrajes, con pequeños piques de compañeros que se olvidan de lo que está por llegar.
Una barrita, acaso algún gel y el collado de Marichiva (1753 m) aguarda nuestra llegada mostrando más piedra suelta que tiempo atrás y dándonos paso a la comunidad de Madrid.
Anuestras espaldas dejamos el puerto de la Fuenfría, que hoy nos echará de menos y rodamos en grupo por la Pista Forestal de la Calle Alta enfilando hacia el Collado del Rey, pero antes nos detendremos para coger desvío a la altura de la Loma de la Cierva.
Juan, amigo, si me lees, he echado de menos seguir tu valiente trazado por la Ladera del Infierno, pero te aseguro que hoy he sido alumno aventajado. A los demás no los he visto hasta llegar casi a la fuente de la Piñuela, pues cada uno ha seguido sus impulsos.
No teniendo que descender hacia el Camino Puricelly y Cercedilla, hemos tomado largo sendero muy divertido pero a tramos peligroso por las zarzas (hasta aquí no llegué para limpiar) que nos ha dejado junto a los Campamentos.
Descenso rápido hacia las vías del tren para iniciar el Camino de la Solana, que Fer toma farfullando entre dientes. Tres kilómetros de duro ascenso que bien conocemos todos hasta llegar a la fuente de La Solana, junto al arroyo de La Peñota, donde el camino cambia su nombre por el de Los Lomitos (PR-M30).
Un vistazo a la izquierda para saludar al pequeño y abandonado embalse de Los Irrios y seguimos recorrido por pista que no por conocida deja de castigar las piernas con toboganes engañosos. El cielo amenaza lluvia pero Fer asegura que las aves están altas y no va a llover… Apenas medio minuto y chaparrón del bueno que nos obliga a ponernos los chubasqueros más que a la carrera antes de llegar al Alto del León.
En algunos mapas sigue apareciendo: “Alto de los Leones”
No hay forma de “tomar las de Villadiego”, no queda más remedio que seguir recorrido previsto, por detrás de antigua Casa Hilario, (ojo, ha habido corta reciente y hay tramos muy sucios) enfilar hacia el final de la pista, cerca de la derruida casilla de peón caminero y tomar el último sendero en descenso de nuevo hacia Gudillos.
Los abrazos son hoy más precipitados que de costumbre por culpa de la lluvia, pero en la cara de mis compañeros puedo leer que han disfrutado. ¡Uff!