La ministra de Defensa, Margarita Robles , ha entregado este lunes el primer premio de la 10ª edición del concurso escolar literario 'Carta a un militar español' , cuya ganadora ha sido Claudia María Bartolomé López , alumna del burgalés IES Comuneros de Castilla. En este acto se ha entregado también el premio a las finalistas: Manuela Anido Gómez , del Colegio Internacional Eiris (A Coruña), que ha recogido el segundo premio de manos de la subsecretaria de Defensa, Adoración Mateos Tejada, y Marta Bernácer Sánchez , del Colegio Maristas de Santa María, de Toledo , de manos del teniente general Pedro José García Cifo, director general de Reclutamiento y Enseñanza Militar. En el acto de entrega la ministra de Defensa ha recordado a los más de 3.000 militares desplegados ahora mismo en el exterior , «trabajando por la paz en el mundo en circunstancias a veces muy difíciles», y ha mostrado su admiración por la capacidad de las ganadoras para plasmar sentimientos y para explicar, en definitiva, lo que representa el trabajo de las Fuerzas Armadas: «No hay una profesión más generosa, más humana y más entregada que la de los militares», ha señalado. Noticia Relacionada PASCUA MILITAR 2024 estandar Si El Rey recuerda que las Fuerzas Armadas son una garantía para la «convivencia democrática» Ana I. Sánchez Felipe VI destaca el papel que juegan los militares españoles en que «los españoles podamos disfrutar de nuestros derechos y libertades» La carta de la toledana Marta Bernácer, que en la actualidad cursa 2º de Bachillerato en el Colegio Maristas de Toledo, está llena de sensibilidad y cariño hacia la figura de una mujer militar , cuyo esposo -que se encarga de las tareas domésticas y de cuidar a los hijos- le escribe una carta meses después de que ella partiera a una misión en el exterior. A continuación, reproducimos el texto íntegro de la carta de Marta Bernácer: «Amor, Mi corazón no puede frenar los sentimientos que desbordan mi interior, ya no atiende a la razón. Traté de frenar mis miedos, sin embargo, cariño, no puedo. Angustia y anhelo ahoga el optimismo que hace cinco meses llenaba la casa. Los recuerdos de los niños despidiéndote en el aeropuerto, del perro lamiéndote la mejilla, de nuestro último abrazo, se van marchitando en cada llamada, pues no es lo mismo oírte que sentirte, hablarte que tocarte. Todos los días llevo a nuestros hijos al colegio, les ayudo con los deberes, recojo la casa... Las tres premiadas, en primer plano a la derecha MINISTERIO DE DEFENSA Es extraño no ver tus zapatos tirados y el chocolate terminado. Ya no hay más discusiones acerca de quién recoge a los niños o quién es el favorito de cada uno. Todo sigue siendo lo mismo, pero ya no es contigo. Sé que tú también nos extrañas, a tus hijos y a mí. No pienses ni por un segundo que no entiendo tus decisiones. ¡Qué egoísta me siento queriéndote tan cerca! Los meses antes a tu partida recuerdo la duda en tus ojos, pude ver cuánto nos echarías de menos, todos los temores, los peligros que te acontecerían. No obstante, la determinación entre las lágrimas señala tu verdadero deseo. Y pesa en mi ser cuando digo que te necesito y sé que estás con los que más requieren de tu ayuda. Alivia mi angustia el saber que estás cumpliendo con la misión que llena tu alma de tranquilidad. Siempre supe que eras una persona de paz, no de guerra. Traes a la vida de la gente el apoyo y la estabilidad necesaria para seguir adelante. Vas allí donde se requiere una mano gentil, un trabajo duro y un sacrificio. Pienso en cómo te debes de estar sintiendo, con gente a tu alrededor, cuya habla no entiendes, pero sus voces comprendes. Pienso en cómo en las miradas de los niños, las de tus hijos reconoces. Esa es una de tus mejores cualidades, acercar a todos a ti, olvidar las barreras físicas y hacer lo de otros tuyo. Espero que estés llevando alegría a la gente desolada que encontraste a tu llegada y que ello te esté complaciendo. Cada vez que veo en las noticias el avance de la Misión, puedo descubrir tus manos en las imágenes que muestran. Cada vez que oigo el testimonio de una persona agradecida a las ayudas internacionales, escucho tu risa afable. Eres una mente maestra que monta hasta los más complicados rompecabezas. Tratas de buscar las soluciones más prudentes y las llevas a cabo con éxito. Alegras las tristezas de allí, pero cuando estabas aquí, créeme que ya lo hacías. No hace falta que te vayas lejos para hacer grandes cosas, aunque sé que ahora estás en el lugar correcto, porque es donde tu instinto infalible te ha llevado. Eres mi orgullo, corazón, y el de tus hijos. El pequeño el otro día tuvo que hacer una redacción sobre un ídolo, te eligió a ti. El pecho se me hinchó y los ojos se me empañaron. Contó tu historia y todas las cosas que dejaste de hacer por el bien ajeno. Cuando llegó a casa, nuestros tres hijos coincidieron: quieren tener la misma vocación y entrega que tú tienes, da igual que no sea como militar, simplemente quieren ser esa luz que tú eres para todo el mundo. Soy dichoso por poder decir que mi esposa es una de las estrellas que velan por todo el país. Te amo de cerca y en la lejanía. Gracias por dar todo lo que eres. Cuídate mucho y sé feliz. Tu marido«.
