El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha vuelto a criticar hoy el impuesto a las energéticas, que calificó de «discriminatorio, ilegal e inconstitucional», aunque ahora es más optimista sobre su supresión o reforma tras las recientes declaraciones de la Comisión Europea y del propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez . «Espero que estas reflexiones no caigan en saco roto», ha añadido, tras restar importancia a algún cruce de palabras con la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Repsol ha anunciado en su «actualización estratégica» que condiciona unas inversiones industriales de entre 5.500 y 6.800 millones de euros entre 2024 y 2027 «a la evolución del marco regulatorio y fiscal en España». Para explicar el impacto del nuevo impuesto Imaz ha sacado en la rueda de prensa una sección de un cable de alta tensión de electricidad y ha señalado que varios de sus partes están fabricadas en Tarragona y Monzón (Huesca). «Si alguien invierte en España tiene que pagar el impuesto especial. Sin embargo, si ese cable se fabrica en otro país, puede llegar a cualquier puerto español y esa empresa no tiene que pagar el impuesto. ¿Es de sentido común?«, se ha preguntado. Po eso, ha dicho que «hay que favorecer al que invierte y crea empleo en España». Para Imaz, «no tiene sentido» este impuesto porque se trata de «un gravamen que discrimina al que invierte en España y apuesta por el empleo industrial y favorece al que no invierte, importa los productos y crea riqueza en otro país». La petrolera ha sido una de las compañías más beligerantes ante el impuesto extraordinario que estableció el Gobierno para la banca y las energéticas, siendo además la empresa más perjudicada con unos 450 millones de euros , y ya llegó a amenazar con llevarse proyectos fuera de España si se mantenía en el tiempo el gravamen. El consejero delegado de Repsol ha expresado hoy su confianza en que el Gobierno tiene ahora «una clara idea» de que el impuesto extraordinario a las energéticas «debe ser modificado». Así se expresó Imaz en una rueda de prensa para presentar la actualización de su plan estratégico hasta 2027, plan que establece unas inversiones de entre 16.000 y 19.000 millones de euros , en función, entre otros factores, de la fiscalidad y el marco regulatorio en España. «Tenemos una batería de proyectos preparados», aseguró Imaz, quien defendió que «esta inversión tiene mucho interés para España y para Repsol». «Esperamos que haya condiciones de estabilidad fiscal y regulatoria claras que permitan llevar esta inversión adelante», concluyó. En concreto, de sus siete complejos industriales en el mundo , seis de ellos están ubicados en la Península Ibérica y estima que su transformación para ser punteros y desarrollar productos de bajas emisiones, como los combustibles renovables, el hidrógeno renovable y el biometano, requerirán inversiones netas en un rango de entre 2.000 y 3.000 millones de euros, condicionadas así a esa regulación y la fiscalidad en el país. Adicionalmente, 500 millones de euros se invertirán en descarbonizar activos convencionales, alcanzando una reducción de emisiones de 1,6 millones de toneladas de CO2 al final del periodo. En esa apuesta por los combustibles renovables, Repsol pondrá en marcha la planta de biocombustibles avanzados de Cartagena este mismo mes de febrero, tras una inversión de 250 millones de euros; en 2025 sumará una segunda en Puertollano, con una inversión de 120 millones de euros, y prevé replicar este modelo en un tercer centro industrial en España antes del año 2030. Biometano e hidrógeno El biometano y el hidrógeno renovable serán también importantes para la descarbonización de los complejos industriales de Repsol, usándolos como materia prima para producir combustibles renovables y otros productos descarbonizados. Así, la compañía, la mayor productora y consumidora de hidrógeno de la Península, prevé alcanzar una producción equivalente de hasta 700 megavatios (MW) en 2027 y un máximo de 2.400 MW en 2030. Para ello, instalará electrolizadores en sus cinco centros industriales de España. En biometano, prevé alcanzar entre 1,3 teravatios hora (TWh) y 1,5 TWh en 2027. El objetivo de Repsol es alcanzar una capacidad total de producción de combustibles renovables, incluyendo hidrógeno renovable y biometano, de entre 1,5 y 1,7 millones de toneladas en 2027 y hasta 2,7 millones en 2030 en la Península Ibérica y en Estados Unidos. Además de su plataforma en la Península Ibérica, la energética explora oportunidades para desarrollar iniciativas industriales bajas en carbono en otros mercados atractivos donde pueda aprovechar su experiencia y trayectoria, como Estados Unidos. Así, las inversiones en iniciativas bajas en carbono del grupo seguirán ganando peso dentro de la transformación de la empresa y representarán un 35% del total.