Joe Biden bromea con que «el buen sexo» es el secreto de su matrimonio
Un libro que se publica este martes ahonda en la relación del presidente de EE UU y su esposa Jill
Joe Biden bromeaba con sus asistentes diciendo que el secreto de su matrimonio de 47 años con Jill Biden era «el buen sexo». Así lo recoge la corresponsal en la Casa Blanca de The New York Times, Katie Rogers, en su nuevo libro, titulado «La mujer de América: La transformación de la primera dama moderna, de Hillary Clinton a Jill Biden». Según sus revelaciones, al presidente de Estados Unidos, de 81 años, le gustaba compartir consejos matrimoniales con el personal del Ala Oeste «para disgusto de su esposa».
La aparente fragilidad del líder demócrata, candidato a la reelección el próximo mes de noviembre, ha sido objeto de numerosas especulaciones en vísperas de las elecciones presidenciales, y ha suscitado dudas sobre si su estado de salud es lo bastante fuerte como para prolongar un segundo mandato que concluiría a los 86 años.
De acuerdo con Rogers, Biden «ha moderado sus declaraciones públicas de alcoba» desde su victoria en las elecciones de 2020 frente a Donald Trump, con quien todo apunta que medirá fuerzas de nuevo en noviembre.
En el libro, que será publicado este martes, la periodista detalla cómo Jill Biden convenció a su marido, por entonces senador, para no presentarse a las primarias demócratas de 2004 contra John Kerry. Lo hizo, según Rogers, paseándose por una reunión con sus ayudantes con un top sin mangas con la palabra «no» escrita en el vientre.
«En 2006, Joe aún parecía más interesado en quedarse en casa con Jill que en presentarse a la presidencia. Y así se lo dijo a un grupo de simpatizantes ese año: “Prefiero estar en casa haciendo el amor con mi mujer mientras mis hijos duermen”», escribe la periodista en el extracto adelantado por The New York Times.
El libro también profundiza en el dolor del presidente tras la muerte de su primera esposa, Neilia, en un accidente de coche en 1972, junto con su hija Naomi, de un año.
Biden y Jill contrajeron nupcias en 1977 después de cinco proposiciones de matrimonio infructuosas. «He sido todo lo paciente que sé ser, pero esto me ha puesto irlandés. O decides casarte conmigo o se acabó: estoy fuera. No voy a volver a pedírtelo». Esas fueron las palabras del demócrata en su último intento, revela casi cinco décadas después Rogers.