Nuevas pruebas de que los chimpancés aprenden de compañeros formando una especie de ‘cultura’ que se creía exclusivamente humana
Cada vez hay más evidencias de que algunas especies animales, como chimpancés, tienen algo que podríamos considerar cultura. Sin embargo, es difícil equipararla a la humana, que además es acumulativa. Hace casi una década un estudio en la revista PLOS Biology ponía sobre la mesa la primera prueba de aprendizaje social registrada en la naturaleza, no en cautividad: un grupo de chimpancés enseñaba a otro a usar unas herramientas. Esto permitió explicar en parte por qué unas familias usan unos utensilios (piedras, bebederos hechos con hojas, etc.) y otras unos diferentes para tareas similares.
Este descubrimiento abrió un campo de investigación pero también sembró de dudas el terreno. ¿Se podía afirmar con contundencia que surge una especie de cultura en el grupo cuando a un ejemplar se le ocurre algo y los demás lo copian y enseñan generación tras generación? Quizás eso era mucho decir.
Se planteó, entonces, la hipótesis de la zona de soluciones latentes (ZSL): algunos chimpancés pueden innovar y sus colegas imitarlo alguna vez. Pero ese conocimiento no se va acumulando en una cultura que se enseña.
Ahora, Edwin van Leeuwen y sus colegas de la Universidad de Utrecht (Países Bajos) han publicado un nuevo hito en Nature Human Behaviour. Los hallazgos sugieren que los chimpancés pueden tener la capacidad de una evolución cultural acumulativa, que tradicionalmente se ha considerado exclusivamente humana mediante enseñanzas más o menos estructuradas. Dicho de otro modo: aprender socialmente una conducta (no de manera individual) y mejorarla por medio de cambios sucesivos a lo largo del tiempo.
¿Cultura animal? Un puzle que se enseñaron a resolver entre chimpancés
Aquí llevaron a cabo un experimento con 66 chimpancés que habitan en santuarios en Zambia, alojados en dos grupos separados. A los animales se les entregó un rompecabezas que requería tres pasos para abrirse y obtener una recompensa en forma de comida: había que recuperar una bola de madera; luego, sacar un cajón del aparato y mantenerlo sobresalido; después, sacar la bola insertado en el cajón extraíble. En suma, algo que incluso a algunos humanos podría resultarnos complejo.
Después de tres meses de jugueteo con la caja, los chimpancés no habían desarrollado las habilidades necesarias para abrirla. Pero entrenaron a uno de cada grupo para hacerlo. Dejaron pasar otros tres meses y en ambos grupos, 14 de los 66 chimpancés desarrollaron la capacidad de abrir la caja. Ningún humano les había enseñado. Todos habían visto a otro chimpancé (entrenado) abrir la caja al menos nueve veces a una distancia de hasta metro y medio.
Los autores señalan que aspectos de las habilidades necesarias para completar la tarea pueden diferir entre individuos y sugieren que se necesita trabajo futuro con diferentes técnicas para probar el rango de habilidades cognitivas y de copia de los chimpancés. Pero claramente, algo de cultura hay.
El año pasado, este mismo equipo publicó que el icónico apretón de manos de los chimpancés puede transmitirse a través de sesgos de aprendizaje social.
Un paso más para comprender el origen de la cultura acumulativa humana
Adriana Hernández-Aguilar, profesora de la UB y codirectora de Investigación del Instituto Jane Goodall España-Senegal, contextualiza en el SMC de España: “Algunos investigadores consideran que estos simios son incapaces de copiar la manera de ejecutar una tarea observando a otros individuos y asumen que cada individuo vuelve a innovar la tarea a través del tiempo, de manera independiente (no hay cultura acumulativa). Otros, en cambio, consideran que los complejos mecanismos de aprendizaje social de los grandes simios sí”. Leeuwen ha testado ambos puntos de vista experimentalmente.
”La evidencia en este estudio –dice la profesora, que no participó en él– desafía la suposición de que cultura acumulativa es una característica únicamente humana y nos recuerda que la lista de comportamientos exclusivamente humanos se reduce cada vez más mientras avanzamos en el estudio de nuestros parientes cercanos”.
En la misma línea, Miquel Llorente, director del Máster en Primatología en la Universitat de Girona cree que ”la investigación no sólo arroja luz sobre la capacidad de estos simios para adquirir habilidades complejas, sino que también ofrece importantes implicaciones para nuestra comprensión de la cultura humana y el comportamiento animal en general”.
Es esencial “salvaguardar el legado no sólo biológico de estas especies, sino también cultural. Está en juego su vida y nuestra comprensión del mundo”.
Los resultados revelan que los chimpancés pueden aprender habilidades sofisticadas al observar a sus congéneres, “lo que sugiere paralelismos sorprendentes con el aprendizaje social humano, no descritos hasta la fecha”. Este hallazgo refuerza la idea de que el aprendizaje social no es exclusivo de los humanos y plantea “preguntas fascinantes sobre las similitudes y diferencias en los mecanismos psicológicos de aprendizaje entre las especies”.
Este estudio se ha presentado el mismo día en que un equipo de la Universidad de Queen Mary de Londres ha publicado un experimento muy parecido con abejorros. Los resultados son sorprendentemente similares.
“El estudio del comportamiento animal ofrece una ventana única para explorar los orígenes y la naturaleza de la cultura, así como para desafiar las concepciones antropocéntricas de la inteligencia y la sociedad”, concuye Llorente, no sin recordar que algunas de estas especies de primates están amenazadas: “hay que salvaguardar el legado no sólo biológico sino cultural. Están en juego las vidas de estas criaturas fascinante e igualmente nuestra propia comprensión del mundo y nuestro lugar en él”.
Fuentes
Estudio de Leeuwen et al. en ‘Nature Human Behaviour’, 2024
Alex Thornton (Univ. Exeter)
Adriana Hernández-Aguilar (Instituto Jane Goodall)
Miquel Llorente (Universitat de Girona)