Chilavert: la delicadeza del filósofo que rema contra su tiempo
En mi época en ejercicio del 'jogo bonito', se solía decir que los porteros de fútbol eran los cabras del equipo, los locos, el personaje atrabiliario debajo de un travesaño que debe impedir con su cuerpo y rostro que el rival sume gol. Un guardián con injusta imputación de cargos de chaladura cuando, por ejemplo, hablamos de un José Luis Chilavert , de vuelta a la vida por postear una sutil observación sobre Vinicius llorando por los ataques racistas: «Que no sea maricón, el fútbol es para hombres». Читать дальше...